LA FILOSOFÍA EN PORCIONES(Reseña del libro La caverna de Platón. de Nigel Warburton. Ed.Crítica.Barcelona,2002). (por Luis Fernández-Castañeda.Madrid,mayo de 2002)
Usted seguramente no tiene tiempo ni ganas de leer los grandes libros filosóficos. Le gustaría haberlos leído, haber reflexionado sobre ellos, tener ideas profundas y críticas, pero le falta tiempo, le faltan ganas, el trabajo le cansa demasiado y las obligaciones familiares se lo impiden. Sin embargo, usted es culturalmente inquieto. Ante sus amigos, ante su marido o su mujer, ante sí misma o mismo, usted necesita pensar. Es cierto que tiene algunos huecos de ocio, ninguno lo suficientemente amplio y continuado como para leerse la Ética de Spinoza, por ejemplo, pero sí para leer algo filosófico y, de paso, estar contento de sí mismo. Para lograrlo, tiene usted que saber que hay algunos libros angloamericanos, felizmente traducidos, que son extraordinarios. Aparte de aquella serie ultrarrápida, que lleva títulos como Platón en veinte minutos, y de novelas digamos de playa o piscina como El mundo de Sofía, le presentamos hoy éste de Nigel Warburton, profesor de la Open University de Gran Bretaña. Warburton es autor de otros best sellers como Filosofía básica, Thinking from A to Z o Freedom: An Introduction with Readings. En él encontrará comentados una selección de 24 de los más grandes libros filosóficos que jamás se han escrito. Cada capítulo está dedicado a una obra, y traza los temas principales de que se ocupa, junto con un breve comentario crítico, una cronología, un glosario y una lista de lecturas adicionales. ¡Todo en 250 páginas! Realmente, no se puede pedir más. Es cierto que Locke, Hume, Kant y Mill están repetidos (ahora lo verá cuando le transcriba el índice). Es cierto también que no aparecen cínicos, epicúreos o estoicos; que se prefiere dudosamente Boecio a San Agustín, a Santo Tomás o a Ockham; que no hay rastro de Hegel ni de Heidegger, pero desde luego lo que se ofrece, aunque se escore hacia lo inglés (9 de 24 capítulos), es de una reputación indudable.
El propio autor reconoce: "He procurado evitar los libros que son innecesariamente oscuros. Esto me ha hecho omitir algunas reconocidas obras maestras, como La fenomenología del espíritu y La filosofía del derecho de Hegel, o Ser y tiempo de Heidegger, de lo que no voy a excusarme". (p. 11) Hay que agradecerle esta decisión, porque de lo contrario su libro resultaría ilegible, aunque quizá debería haber omitido también la Ética de Spinoza, a mi juicio no menos ilegible, así como El ser y la nada de Sartre.
El libro ofrece también y al mismo tiempo un elenco de los tópicos más corrientes que la filosofía anglosajona emplea para encarar la tradición filosófica. Refiriéndose a Nietzsche en el capítulo veinte, por ejemplo, no deja de señalar que sus libros "son idiosincrásicos, fragmentarios, enloquecedores y a veces estimulantes". (p. 197) Uno se pregunta si Warburton no estará haciendo juego sucio soltando como quien no quiere eso de "enloquecedores" para que resuene ‘claro, como que se volvió loco’. Luego de la de cal, viene la de arena, y dice a continuación: "Sencillamente [sus libros] desafían cualquier análisis y ningún resumen haría justicia a la riqueza y variedad de su contenido". (ibid.) No se sabe si esto es una alabanza o un denuesto, porque si un libro desafía cualquier análisis, puede querer decir que es ilegible, y entonces hubiera sido mejor excluirlo de esta selección. Y si, por el contrario, quiere decir que su genialidad impide hacer el más mínimo resumen, esto es, obtener una idea de conjunto, entonces también habría que excluirlo de esta selección. Pronto el autor parece decantarse: "Muchos [de los libros de Nietzsche] incluyen pasajes que, debe decirse, son poco más que la perorata de un loco y anuncian su posterior derrumbamiento mental". (ibid.) Sin embargo, hay que tener en cuenta que "las ideas que algunos nazis encontraron tan atractivas son, en su mayor parte, caricaturas de la filosofía de Nietzsche". (ibid.) Si queremos una conclusión para este lío de sí y no, la tenemos un par de páginas más adelante: "Este enfoque de la filosofía moral, como la mayor parte del pensamiento de Nietzsche, es muy discutible, tanto por la metodología como atendiendo a sus supuestos hallazgos." (p. 199) En definitiva, como dice al final, "quizá lo que importe sea comprender que los conceptos morales pueden cambiar de significado, que son creaciones humanas y no forman parte de un mundo natural que aguarda a ser descubierto". (p. 204) Bien, hay que agradecerle de nuevo a Warburton habernos evitado el rodeo por Nietzsche, y el lector del libro puede estar feliz de haber dado con él en lugar de con el loco alemán.
No nos queda más que rogar a nuestros lectores que no confundan el título del libro de Warburton con esta revista electrónica. No tenemos nada que ver con él, repito, absolutamente nada. Piensa, caro lector, que "La caverna de Platón" es un lugar filosófico común del que no podemos ostentar la exclusiva, y será inevitable que en el futuro, como ahora, haya libros abominables bajo semejante título, sobre los que no tenemos la más mínima responsabilidad.
Nos despedimos con ganas de comentar otros tantos capítulos de esta obra, pero es mejor no perder el tiempo. El libro viene a llenar el hueco de la demanda de aquellos que quisieran saber pero no tienen tiempo. De aquellos que quisieran saber pero no encuentran tiempo, de aquellos que quisieran saber pero no quieren dedicarle tiempo. De aquellos que quieren resultados máximos sin esfuerzo. Querido Warburton & Cía.: esto no es posible, y lo que vosotros vendéis es la ilusión de que es posible. Pronto tendremos un parque temático dedicado a la filosofía, la sociedad ya está echando los cimientos. Nosotros preferimos bajar a la caverna, aunque nos llamen cavernícolas.
Luis Fernández-Castañeda
Madrid, 25 de abril de 2002
ÍNDICE DE LA OBRA
1. Platón, La república
2. Aristóteles, Ética Nicomáquea
3. Boecio, La consolación de la filosofía
4. Nicolás Maquiavelo, El príncipe
5. René Descartes, Meditaciones metafísicas
6. Thomas Hobbes, Leviatán
7. Baruch de Spinoza, Ética
8. John Locke (I), Ensayo sobre el entendimiento humano
9. John Locke (II), Segundo tratado sobre el gobierno civil
10. David Hume (I), Investigación sobre el conocimiento
humano11. David Hume (II), Diálogos sobre la religión natural
12. Jean Jacques Rousseau, El contrato social
13. Immanuel Kant (I), Crítica de la razón pura
14. Immanuel Kant (II), Fundamentación de la metafísica
de las costumbres15. Arthur Schopenhauer, El mundo como voluntad
y como representación16. John Stuart Mill (I), Sobre la libertad
17. John Stuart Mill (II), El utilitarismo
18. Soren Kierkegaard, O lo uno o lo otro
19. Karl Marx y Friedrich Engels, La ideología alemana (Primera parte)
20. Friedrich Nietzsche, La genealogía de la moral
21. A. J. Ayer, Lenguaje, verdad y lógica
22. Jean-Paul Sartre, El ser y la nada
23. Ludwig Wittgenstein, Investigaciones filosóficas
24. John Rawls, Teoría de la justicia