Remedios Zafra: (h)adas. Madrid, Páginas de Espuma, 2013.
Premio Málaga de Ensayo 2012.
Reseña de Herminia Luque Ortiz
Los premios no son garantía de nada. Como mucho, certifican la adscripción de lo premiado al género de la convocatoria y, en otro orden de cosas, garantizan la existencia real y fehaciente de un autor que escribe lo premiado -pues rara vez se conceden a un escritor ya fallecido. En el caso de Remedios Zafra, el premio Málaga de Ensayo 2012-otorgado a su libro (h)adas- ha servido para dar visibilidad a una autora de primerísimo orden, para certificar la existencia de una autora de una valía extraordinaria pero especializada en un género que apenas tiene cabida en los catálogos editoriales y cuyo consumo es mínimo entre el público lector en lengua española: el ensayo.
A diferencia de otras pensadoras y ensayistas igualmente valiosas del panorama contemporáneo (pienso en Amelia Valcárcel, Celia Amorós, Victoria Camps, Adela Cortina o María Ángeles Durán), Remedios no parte de una disciplina única, de un campo del saber parcelado (sea la ética, la sociología o la filosofía sensu stricto), sino que se nutre de saberes muy diversos, pues siendo profesora de Arte, Innovación y Cultura Digital en la Universidad de Sevilla y de Políticas de la Mirada en la Universidad Carlos III de Madrid, es doctora en Bellas Artes, tiene estudios de doctorado de Filosofía Política y licenciaturas en Arte y Antropología Social y Cultural. Y sus estudios han estado dirigidos hacia la Teoría Crítica de la Cultura Contemporánea y la intersección entre Arte, Ciencia y Tecnología, estando centrado un tercer núcleo de sus intereses en los estudios de Identidad y Género.
Este libro partiendo, pues, de saberes y experiencias prácticas –docentes y vitales- muy variados, se sustenta además en un intenso ejercicio de imaginación; una imaginación literaria poderosa que redefine conceptos y halla el molde lingüístico adecuado para ellos, a la par que se mueve con una facilidad pasmosa por un universo visual intenso y rico. El resultado es una obra heteróclita y abigarrada, barroca a veces; un hipertexto -en el sentido originario del término- descentralizado, que elude las pautas clásicas del discurso para incluir materiales de distinta naturaleza, desde biografías interpretadas a materiales enunciativos propios del género ensayístico; de retazos autobiográficos, a imágenes fotográficas o gráficos, elementos de la crítica artística y la historia del arte, así como narraciones con vocación de exempla, e incluso textos de inspiración neodadá y surrealista (basados en la repetición o en la enunciación arbitraria de palabras), listados y tablas o espacios vacíos para que el lector o la autora en un futuro los rellene...
Los centros temáticos de este libro (que originalmente se pensó como un texto sobre la domesticación y convertido en una aguda reflexión sobre el estatuto de las mujeres que programan, prosumen y crean en la sociedad contemporánea y postcontemporánea) se ramifican, creciendo de forma irregular, tejiéndose en una urdimbre no arbitraria pero sí carente de la regularidad de lo esperable, lo que se espera en un libro de ensayo, sustituyéndose por lo esperanzador, que es lo que espera quien desea algo más que esperar, es decir, quien desea construir –su vida, el futuro, una obra artística. De hecho, al final del libro, los agradecimientos de la autora incluyen a todas las personas “a quienes la creación apasionada (de máquina, de obra, de mundo) las arrastra y las sostiene”(página sin numeración, después de la 282).
Dice Remedios Zafra (Zuheros, Córdoba, 1973), que nunca creyó en las hadas. Las ficciones locales incluían seres más parecidos a seres maléficos o terribles -las ánimas- y ella prefirió pasar de puntillas sobre este tema. Sí creía, por contra, en las cosas, en cosas materiales. "Sin la ayuda de lo esotérico, sólo cabían caminos materiales", afirma (pág.29). Caminos que en este libro indagan sobre adas, mujeres "que manejan máquinas para tejer, producir, programar, prosumir, teclear, desmontar e imaginar sus trabajos, cosas y vidas a través de las tecnologías" (pág. 47). Mujeres convertidas en "nuevas figuras de dicción", mujeres de carne y hueso capaces de programar sus vidas y sus máquinas, autodeterminadas, pero híbridos también de ficción y experiencia subjetiva.
Ada es un homenaje a Ada Byron (1815-1852), una singular mujer cuyo trabajo sobre la máquina analítica –la máquina pensante- de Charles Babbage se considera como el origen de la programación informática. No es Remedios una devota del pasado -dice no sentirse conmovida por historias pretéritas-, pero recurre a él para señalar esa genealogía de mujeres que programan, y nos muestra la vida de Ada y de su excepcional preceptora, Mary Somerville (1780-1872), matemática y astrónoma en una época en la que la profesionalización de las mujeres en estas ramas, como en casi cualquier otra, no existía. A ellas está dedicado el apartado II del libro, titulado "Programar".
El apartado III del libro se presenta bajo el epígrafe "Prosumir", neologismo que resume prácticas de consumo que llevan aparejadas algún tipo de producción, desde las tareas domésticas que conllevan el uso de alguna tecnología específica, a prácticas que antes hacía un profesional pero que ahora puede hacer cualquiera con los elementos preciso: desde montar un mueble a realizar actividades de muy diversa índole en Internet. Como ejemplos de un prosumo histórica y socialmente diferenciado, Remedios escoge a dos figuras ficcionalizadas, dos personajes –Adela y A.D- que manejan tecnologías diferentes y con ellas intervienen en sus vidas y las moldean. Dichas tecnologías, a su vez, las definen a ellas y contienen sus existencias cotidianas, sus actos de mera subsistencia y hasta sus emociones. Así, si Adela utiliza la máquina de coser, la radio, el frigorífico o el mueble-bar, Apuntode se describe –y se adscribe a un tiempo concreto- utilizando el microondas o el email o las fuentes de letra Times o Verdana. Dos vidas que se relatan atravesadas por elementos característicos de tecnologías perfectamente conocidas por el lector actual, que puede discriminar el universo simbólico que late tras ellas.
El cuarto apartado del libro, “Teclear” –subtitulado significativamente "Mujeres que crean"-, reivindica el potencial creativo de esa acción teclear, originalmente sinónimo de aprendizaje (todo aprendizaje es mimético al fin y al cabo) y copia (la fotografía de varias señoritas, en el año 1920, tecleando en sus máquinas de escribir convencionales es harto ilustrativa). Pero ese teclear, que también conlleva la idea de interiorizar y aprender, puede tener un significado de autocreación, un poder subversivo inimaginable. Y Remedios escribe: “Ciertamente que hoy la creación es parte ponderada e incentivada en los trabajos del ámbito del conocimiento y de la tecnología, pero no es menos cierto que ese juego de fichas imaginario sigue activo como background más profundo e invisible, materializándose de distintas maneras que limitan a algunos a la copia identitaria más castrante, e incentivan a otros a la apertura de poder crear, y crearse, uno mismo” (pág.201).
Aquí Remedios acude a la práctica artística para ejemplificar una práctica que, si por un lado puede ser mercantilizada y subsumida sin más en este mundo pancapitalista, por otro puede erigirse en paradigma de una práctica social crítica, configurándose como una poética reflexiva; como una acción creativa “que emancipa, que ayuda a generar pensamiento, distancia crítica, conciencia, conflicto interior, valor para disentir, autoestima en el descalificado y poder de reacción en el domesticado” (pág.212). En el ámbito feminista, las reflexiones y creaciones orientadas al ámbito tecnológico y digital (desde el ciberfeminismo, al transfeminismo o el activismo riot grrrl) son buena muestra de las virtualidades de esa mezcolanza salvífica, cuyo poder de cauterización y herida, de derribo y construcción simultáneos, es bien visible. La práctica artística, a través de estrategias muy concretas, puede ayudarnos a comprender y a crear nuevos imaginarios, nuevas identidades, “nuevas estrategias de posibilidad y diferencia con y a través de la tecnología” (pág. 215).
Si el poder omnímodo de las tecnologías en la gestión de nuestras vidas es tolerable, concluye Remedios, es por su sustanciación como "potencia que atraviesa las cosas, que produce imaginario, que produce saber, que suscita placeres". Pero no están en el poder ese saber descalificado de esa periferia que son -aún- las mujeres. Y “(h)adas” se ha escrito para reivindicar esa periferia y la capacidad inmensa para "producir y transformar el (tecno) mundo que imaginamos" pero también para habitar un mundo en el que "cuidar(nos), incluso amar(nos), lo que sea que sintamos y negociemos que esto último significa" (pág. 264).
Un libro, en suma, muy interesante, que muestra la vitalidad creativa de la autora, con sugerentes propuestas que, más que tesis cerradas, son caminos extraordinariamente abiertos y lanzados hacia delante. Como la flecha del tiempo; como la vida –cultural y biológica- misma.
La edición de Páginas de Espuma, muy bella tanto en su composición como en la portada y el delicioso papel color hueso utilizado, no carece de pequeñas –pequeñísimas- máculas (errores en la acentuación de francés y voilâ, páginas 101 y 198, respectivamente, aquí corregidos; y errores en las fechas de 1940, que debería ser 1840, pág.101, y 1931, en la página 100, que suponemos será 1831).