Portada

Artículos y fuentes Actividades-aula

Arte y Filosofía

Hª de la filosofía

Imaginario filosófico

Libros- reseñas

Entrevistas, links,noticias,...

  

La felicidad

Según la “Ética a Nicómaco” de Aristóteles


José María García Mauriño


 

1. PRINCIPIOS FUNDAMENTALES SOBRE LA FELICIDAD


 

  1. Se da un consentimiento general sobre el significado del Bien supremo y este Bien supremo es la felicidad (Ética a Nicómaco, EN, 1,1095 a,4,14-26). El Bien supremo es el Bien al que tiende todo ser humano (SH) de forma natural, innata. Es un impulso, una fuerza viva, una tendencia a la felicidad que no se puede reprimir.

  2. El Fin supremo de todas nuestras acciones, de todas las actividades del SH van a confluir en este Bien supremo humano. Cada uno tiene su propio dinamismo, es un impulso de su vida. Por eso, Fin Supremo y Bien Supremo parece que se confunden y el Bien más perfecto será el Fin acabado, perfecto, es el que buscamos (EN, 1,1097 a, 7, 15-34).

  3. que es la felicidad.

  4. La felicidad es una actividad, un dinamismo vivo, es esa fuerza que le sale de dentro a cada individuo y que le hace ser él mismo. Se trata de la acción peculiar de cada SH que le hacer tender hacia su propia perfección.

  5. La felicidad la elegimos por sí misma, nunca en función de otra cosa (EN, 1,1097 a, 7, 15-34). ). No es un regalo de los dioses.

  6. Es algo perfecto, es lo mejor de todo (EN, 1,1097 b,1-22

En griego, a la felicidad se le llama eudaimonía Quiere decir ser favorecido por un buen espíritu (hado, 'daimon' es un espíritu, es un estado del alma que se sitúa entre el hombre y los dioses) Primitivamente el adjetivo feliz, se refería a “estar vigilado por un buen genio”. Pero pasó a significar buen “demonio”, tener una buena fortuna, prosperidad, posesión de bienes, buena suerte, es algo que parece venir de unos poderes superiores que se escapan a nuestra voluntad. Por eso, es algo que está entre las posibilidades humanas y la fuerza superior de los dioses. Para los Presocráticos la eudaimonía es más bien un estado del alma interior, que como algo que está producido por lo exterior. Dice Heráclito: “Para el hombre su daimon es su carácter” Este término es frecuente en Platón (Gorgias 470 e, 532 b: en el Banquete 189 d; en la República 576 c; en el Fedón 58 c; en el, Timeo 68 c).No hay ninguna palabra castellana que recoja los ricos matices de la griega eudaimonía.
 

  • También tiene el significado de estar contento, dichoso, vivir en un estado de paz, de serenidad interior, llevar una vida agradable (aspecto subjetivo) y también llevar una vida digna o noble (aspecto objetivo). Algo parecido a lo que pudiera ser la voz de la conciencia que dice lo que está bien y lo que está mal. Algo parecido a la libido, a la inteligencia, a la fuerza del amor. Aristóteles insiste en que la eudaimonía es una especie de actividad y no una especie de placer, aunque el placer acompañe naturalmente a la felicidad. Deseamos saber qué clase de vida es la eudaimonía que produce felicidad, no es un producto del azar. Dice el autor que en realidad el SH escoge cuatro géneros de vida: El placer que lo eligen el mayor número de gente, pero que es un fin propio de esclavos o de bestias. Los mejores apuntan al honor, éste es el objeto de la vida política. Algunos también persiguen la riqueza, pero esta es un medio no un fin. La vida de los negocios es siempre algo violento Lo mejor es la vida contemplativa, que analiza en el libro X de la Etica a Nicómaco (EN).

En el texto EN 1,1095 a, 14-26 se habla de la felicidad como un Bien supremo. Es el último eslabón de una cadena de elecciones, que se subordinan unas a otras, y , al llegar a la última de las elecciones, vemos que detrás de ella ya no hay más, ésta es la felicidad. No es un Bien en función de otro Bien, subordinado a otro Bien, sino un Bien que se quiere por sí mismo (EN, 1, 1094 2, 6-28; 1094 b.7-10) La tendencia al Bien queda supeditada al Fin. El salir de esta cadena es lo que fundamenta la ética. La felicidad no necesita de nada, sino que se basta a sí misma (EN, 10, 6, 1176 a 30-36). El Bien y el Fin parece que se identifican: tender al Bien es tender a un Fin. Sin embargo, el Fin significa dar cumplimiento a algo que está brotando y que proviene de una decisión (‘estoy decidido a terminar mi carrera’, ‘estoy decidido a casarme’). El Bien es aspiración a conseguir algo. El Fin y el Bien son un tanto ambiguos. La Política (EN, 1,1094,2,6-28) es el Fin bueno y el mejor (supremo) es la que engloba y da sentido a los Bienes menores. Es la ciencia que tiene como Fin concretar las normas generales de la acción que aseguran el Bien de los ciudadanos y de la Polis.
 

La vida política aporta también a la eudaimonía un componente esencial. Cuando la eudaimonía surge como consecuencia de la actividad política, que es la actividad de cualquier SH que busca el Bien supremo en la colectividad, desciende del cielo a la tierra. Ya no es el destino el que aparece como don gratuito, sino el esfuerzo personal de una empresa colectiva en algo que se construye desde la armonía ciudadana y que excluye los deseos del individuo limitado en su ámbito individualista.. Por esto, es absurdo hacer del SH feliz un solitario, “porque nadie, poseyendo todas las cosas, preferiría vivir solo, ya que el hombre es un ser social y dispuesto por la naturaleza a vivir con otros” (EN, 1, 1097, b). Por tanto, el SH feliz necesita amigos (EN, IX,9,1169b,18-21).


 

2. ANÁLISIS DE LA FELICIDAD

 

2.1. Lo que no es la felicidad

  • Aristóteles hace un análisis de lo que es y de lo que no es la felicidad. Vamos a empezar diciendo en lo que no hay que poner la felicidad.

  • No es la diversión (EN ,10,6, 1176 b, 27-37)

  • no son los honores (EN, 1, 1097 b, 1-22)

  • no es un modo de ser (EN,10, 6, 1176 a,20-36)

  • no necesita de nada, se basta a si misma (EN,10, 6, 1176 a,20-36)

  • no es nada aparente (EN,10, 6, 1176 a,20-36)

  • no es pasión (EN,2, 105 b,20-30)

  • no es algo que se nos da por naturaleza (EN,1, 1094 b)

  • no es propia de esclavos (EN, 10, 6, 1177)

  • no es propia de niños. (EN I,9,1099 b)

  • tiene algo de divino (EN,10,7, 1177)

 

2.2. Lo que implica la felicidad

Lo que pudiera entenderse como el ser de la felicidad, lo que es, su contenido, la naturaleza de la felicidad, no hay unanimidad. Unos creen que es el placer, o el goce de bienes materiales, otros que consiste en el honor, o que es la vida contemplativa (texto 4). Por eso, vamos a analizar las diversas afirmaciones del autor. De hecho podríamos decir que la Ética a Nicómaco es un manual de Eudaimonía

 

2.2.1 Los tres pilares de la felicidad:

Vamos a ver qué entiende el autor por la felicidad de cada SH. El vivir bien y el actuar bien, dice él, es lo propio del hombre feliz. La felicidad propia del SH feliz consiste en estos tres pilares que son estas tres formas de vida que Aristóteles concreta de esta manera. Consiste en: la vida del cuerpo (bios apalaustikós), la vida de relación con los demás (bios politikós) y la vida del pensamiento (bios theoretikós). Son como los tres fundamentos sobre los que se asienta la felicidad.(EN, 1,1095 b, 14-31). La felicidad tiene un fundamento biológico (bios), y la vida del SH viviente es movimiento, es actividad (eudaimonía enérgeia tis estin), la inactividad es muerte. La actividad es algo que se produce, y no como una posesión, la felicidad no se tiene, no se posee, sino que se experimenta, se va produciendo a lo largo de la vida. Y si el ser feliz radica en vivir bien y actuar bien (EN, 1, 1095 a, 14-26), la actividad del SH bueno es por sí misma buena y agradable. (Lledó,98-100).

La síntesis de estas tres formas de vida constituyen la felicidad El vivir bien y vivir feliz es, por tanto, un producto de tres factores: el pensamiento (frónesis, es algo más que pensar, es también sentir, ser cuerdo, sensatez, tener buen juicio, ser prudente), la virtud y el placer. Los hombres ponen la vida feliz y perfecta unas veces en uno de ellos y otras veces en la adecuada mezcla de los mismos (Werner. 269). El origen de la teoría de las tres vidas ya estaba en los escritos de Platón (Filebo, 22 a) Estas tres formas de vida provienen de las tres fuerzas fundamentales del SH que son la fuente de todos los valores humanos: el espíritu cognoscente, el carácter moral, y la experiencia del deseo.

Aristóteles no quiere derivar la felicidad de esta tricotomía, frónesis-virtud-placer propia de Platón. En el texto.5 ya no se derivan las tres vidas de los tres bienes, sino que al contrario, se supone que por la experiencia de la vida llegamos a saber lo que tienen los SH por bueno. En la vida del goce lo bueno es el placer, en la de la política lo bueno es el honor (no la virtud). Cuando llega a la vida contemplativa, el autor tiene apuros, puesto que no puede invocar la frónesis y dice que la “examinaremos más adelante”. Las nuevas vidas son sencillamente el resultado de la observación psicológica de la vida, mientras que la antigua eran puntos ideales de referencia (Werner,.271 nota).

Es decir, en primer lugar, todo lo que supone el goce, el placer en relación con el cuerpo, el sexo, la comida, el descanso, el ejercicio físico. La posible felicidad que proporciona el placer a la vida del cuerpo es fundamento y sustento de la realidad humana. Sin la defensa de esta realidad corporal no es posible levantar sobre ella el edificio de todo lo concerniente a la cultura, el arte, la estética y la historia que es parte del conocimiento y del disfrute intelectual de todo SH.

En segundo lugar, la relación humana, que incluye además de la política, el afecto, el amor, la amistad, el cariño hacia los otros. Ver el texto (EN, 1,8,1099 b) en el que se analiza la necesidad de los bienes exteriores. Para ser feliz hay que tener recursos. Pero hay que tener muy claro que son medios para un fin, son meros instrumentos para alcanzar algo de felicidad, estos solos no son la felicidad: Amigos, dinero, poder político, belleza, nobleza, linaje, etc. son medios para ir alcanzando la felicidad.


En tercer lugar, la actividad de la mente, la comprensión filosófica, la reflexión, el pensamiento, las ideas, las palabras. No es lo mismo experiencia (empireia empirismo) que conocimiento. La experiencia es el conocimiento de las cosas singulares, particulares, y en cambio la técnica es un conocimiento teórico y universal. Aristóteles considera más sabio al técnico que al hombre experimentado. Sabe más quien sabe no sólo lo que ha ocurrido, los hechos, sino también el por qué y las causas de lo ocurrido. Sólo por la experiencia llegaremos a estos saberes superiores. Se debe tratar de llegar a la convicción con el razonamiento (logoi), pero empleando los fenómenos como pruebas y como ejemplos. El análisis conceptual de la experiencia reemplaza al conocimiento espontáneo de las ideas. La experiencia es casi siempre confusa. Hay dos modos de ocuparse de la experiencia: uno, inferior que se limita a certificar los hechos, y otro superior que busca las tazones de los hechos (Werner,268)


Estos tres pilares o fundamentos son los tres ámbitos en los que se desarrolla la vida humana, y en la que se desarrolla la felicidad. Es un hecho de experiencia que estas tres formas de vida colisionan a menudo entre sí. Es la historia del conflicto interno que llevamos dentro cada uno de nosotros.

Sin embargo, la felicidad no permite esos enfrentamientos continuados de las tres formas de vida, aunque es inevitable que en ciertas etapas de la vida existe un predominio práctico de una de estas formas de vida sobre otras.

Como síntesis de estas tres formas de vida la podríamos poner en la frónesis, que, según la definición estoica, es algo más que prudencia, es una ciencia de los bienes y los males y de las cosas indiferentes. Y según la definición aristotélica, “la prudencia es por necesidad un modo de ser (hexis ) racional (meta logou), verdadero (alezés) y práctico en relación con los bienes humanos (antrópina agazá)” (EN, Libro VI,5,1140b 20-22).

 

2.2.2. La felicidad es un síndrome de valores

Esos valores que se entretejen con la felicidad no están separados, no forman departamentos estancos, sino que se viven juntos formando un conjunto de síntomas, de características que forman una situación determinada (EN, 1,6, 1098 b). Ahí se dice claramente que la salud, la justicia, el amor, son cosas que no están separadas. Las interpretaciones razonables sobre la felicidad, no se extraen del simple análisis de la felicidad, sino de la reflexión sobre la condición humana.

Los valores fundamentales que entraña son:
 

  1. La Libertad: elegir el bien Todo ser busca el bien en conformidad con su naturaleza y para Aristóteles el fin del Ser Humano (SH) no es algo que a él se le antoje como un capricho, sino que es algo que está determi­nado por su naturaleza y consiste precisa­mente en el cumplimi­ento más perfecto posible de las exigen­cias de su personalidad. Es el Bien Supremo al que tiende de forma natural y no está subordinado a ningún otro. La elegimos siempre por ella misma, nunca en función de otra cosa. (1097 a 35-36). La felicidad es el objetivo de cualquier deliberación y decisión. Esta es el fruto de la búsqueda de unos medios para unos fines, lo propio de la prudencia.. (Ver el Comentario al Bien, en el punto 4. “el problema de la libertad”)

  1. Independencia, autarquía, autosuficiencia. Es algo que se basta a sí mismo. La felicidad es el bien que, cuando lo poseemos, nos hace independientes, y el SH es independiente cuando posee todo lo necesario para su felicidad. La felicidad es el Bien supremo, pero “nada impide que el bien supremo sea un placer”. El Placer es necesariamente un Bien, el dolor es un mal. La felicidad es lo más digno de ser elegido, y en eso consiste el placer. De modo que lo mejor de todo sería entonces un placer” (EN, libro VII, 13,1153b) Hay “cosas que producen placer, unas son necesarias, mientras que otra son escogidas por sí mismas. Las necesarias son corporales como los placeres corporales (llamo así a las relacionadas con el alimento y con las relaciones sexuales y otras necesidades corporales, que están en relación con la intemperancia y con la moderación)” (EN, libro VII, 4,1147 b25-30). Los que son censurados por realizar placeres corporales, no es tanto por experimentarlos, por apetecerlos o amarlos, sino por hacerlo de cierta manera y en exceso.

La felicidad no se experimenta de una vez por todas, sino en el transcurso de la vida. No existe “la” felicidad, sino momentos de felicidad. Nos va liberando de la mayoría de las dependencias (drogas, dinero, consumo, estima de qué dirán, miedos) Porque el Bien perfecto parece ser suficiente. Consideramos suficiente lo que por si solo hace agradable la vida y no necesita nada, y tal es la felicidad (EN,10, 6, 1176 a,20-36)) Aristóteles descarta una serie de bienes, que son falsas interpretaciones de la felicidad (placer, honor, etc. Texto 4) porque no cumplen la condición de autosuficiencia que tiene que tener el bien supremo, es decir, la felicidad. Entonces, hay que buscar un criterio que sitúe aquel bien o conjunto de bienes que llamamos felicidad, y que hace por sí mismo deseable la vida.
 

  1. La vida buena y la buena conducta. Vivir bien y actuar bien es lo mismo que ser feliz (texto 4). Buena vida y buena conducta. Naturalmente que lo primero es vivir; pero, esto es común a los animales y a las plantas; lo segundo, es sentir y eso solo es común con los animales; y lo tercero, y lo que es propio solo del SH es pensar, razonar. (texto 9). Y junto con el vivir está el actuar: la función propia del SH es una actividad del alma según la razón o que implica la razón (texto 9). Así llega el SH a la plena realización. La actividad del alma la llama Aristóteles virtud. La felicidad del SH en la ciudad es colectiva, Es lo que basta al SH para ser feliz. Es esa activi­dad ­racional la que debe dirigir y regular todos los actos de la vida humana, y en esto consiste la virtud: "La felicidad es una cierta actividad del alma conforme a la virtud perfecta" (texto 10).

  1. La satisfacción de todo SH de llenar ese vacío, esa tendencia irreprimible de encontrar el Bien supremo, de alcanzar el fin para el que hemos sido hechos. No es solo el goce placentero, sino el ir llenando la existencia humana de un buen vivir, que nunca se dará en soledad. Es tener la seguridad básica y las necesidades fundamentales de la vida debidamente cubiertas. Y, sobre todo, la felicidad es calor humano. Es lo que da sentido a la vida. Más aún, la felicidad es una plenitud tal de sentido en la vida que solo se puede sentir, experimentar y vivir, cuando se comparte con otros.


 

3.- RELACIÓN DE LA FELICIDAD CON LA VIRTUD


Es decir, que la felicidad propia del SH no es un regalo de los dioses, ni un producto del azar, ni algo que se nos da hecho, sino que es preciso conquistarla día a día, tras largo y penoso ejercicio (Texto 22,). La felicidad consiste fundamen­talmente, en vivir de acuerdo con la virtud, es decir, de acuerdo con las cualidades (¿excelencias? ¿virtudes?) propias y caracte­rísticas de cada ser humano; se trata, por tanto, de vivir conforme con la misma y propia naturaleza humana de cada uno, conforme a su propia personalidad..

 

3.1. La felicidad es una apuesta por la virtud

Sin virtud es imposible la felicidad. La felicidad tiene su consistencia en el Bien propio de cada uno. Cada ser busca su Bien de acuerdo y en consonancia con “su” naturaleza. El Bien, la virtud y la felicidad tienen un denominador común. Volvemos al principio: (EN, 1,1,1094 a) El SH busca el bien; el SH busca el fin; el bien y el fin parece que coinciden, no está del todo claro. El Fin supremo es el Bien supremo. Este Bien supremo es la felicidad. Todo SH busca la felicidad, y ésta consiste en realizar la actividad que es propia de su natura­leza: la activi­dad intelec­tual. Así, llega a su plena realiza­ción. Ahora bien, esta activi­dad ­racional debe dirigir y regular todos los actos de la vida humana, y en esto consiste la virtud: "La felicidad es una cierta actividad del alma conforme a la virtud perfecta" (Texto 10).
 

Vivir conforme a la virtud, significa que la razón, la actividad racional, es la que dirige y regula todos los actos del SH toda la conducta humana; en esto consiste la vida virtuosa. No puede haber dos felicidades distintas que sean autosuficientes: Solamente existe una felicidad que es autosuficiente y sino no sería felicidad, porque no cumple la condición de Bien supremo.

Se puede decir que la felicidad consiste en un conjunto de bienes, que por sí solo hace deseable la vida . Y nunca en una sola cosa, los SH somos muy complejos y no nos basta una sola cosa para ser felices. Siempre será autosufi­ciente.


 

3.2. La felicidad consiste en la virtud, en realizar la tarea propia de todo ser humano:

El problema moral que se plantea es el siguiente: ¿cómo lograr realizar, con los materiales de que disponemos, las mejores posibilidades que hay en mí? Se trata de las posibilidades reales que van a favorecer la construcción de la verdadera excelencia, aquella que encaja en el orden del mundo, en el cosmos, y que recoge las exigencias de la justicia, de un orden para todos, no un desorden establecido. Se trata de favorecer aquellas condiciones de vida reales que hagan posible el desarrollo personal de todos y de cada uno. Aristóteles concibe la ética como una tarea positiva de armonización de las posibilidades humanas (Conill,143). La sabiduría práctica, la frónesis, debe ocuparse de todas las posibilidades de la vida, tanto generales como individuales que sean compatibles con el orden básico, el orden de la justicia.

La felicidad y la virtud se encuentran en la actividad del alma (tx11). Cada ser es feliz si realiza la actividad que le es propia y natural; como por ejemplo, el pájaro es feliz si puede volar, el pez en el agua, si puede nadar, el ser de la piedra si es impenetrable, duro; el árbol es feliz con el agua, el sol, los jugos de la tierra, así crece, echa flores y frutos, etc. Y se pregunta, ¿cuál es la actividad propia del hombre?

Así, el hombre solo será feliz si realiza la actividad que le es propia y que no es común con los animales, y esta es la actividad intelectual. La vida del Hombre para ser feliz, consis­tirá en vivir conforme a la razón. El SH feliz vive bien y obra bien, es el que lleva una buena vida y una buena conducta (Texto 10). ¿Tenemos miedo de perder el Buen vivir del Primer Mundo?

Aristóteles pone varios ejemplos de cómo se entiende la actividad racional del SH. Hay tres maneras de entender esa felicidad propia de seres humanos: el SH vulgar, el SH refinado, y el SH contemplativo. Este 'tercer Hombre' lo explana en el libro X de su Ética: El SH feliz de verdad es el que dedica su actividad al pensamiento porque el acto del pensar tiene algo de divino, o en todo caso es lo más divino que hay en el SH (Texto 25); el sabio necesita muy pocas cosas para vivir; es lo que distingue principalmente al Hombre de los animales, y lo que más le asemeja a los dioses, que son los más dichosos (Texto 25).

Por tanto, la felicidad y el bien supremo no pueden consistir nunca en otra cosa que en una actividad, jamás en una pasividad satisfecha; se trata, por consiguien­te, de un esfuerzo consciente por llegar a ser plenamente Humano por realizar lo mejor posible su propia existencia. La actividad intelectual no es una pura reflexión teórica, abstracta, sino que consiste en una sabiduría práctica (phrónesis = saber elegir) y en una sabiduría teórica (theorí­a). “La virtud humana que debemos investigar, ya que también buscamos el bien humano y la felicidad humana. Llamamos virtud humana, no a la del cuerpo sino a la del alma, y decimos que la felicidad es una actividad del alma” (EN,1102 a,15-18). Todo esto estaría muy bien si los SH no tuviéramos necesidades materiales, porque no somos puro pensa­miento: tenemos que comer, dormir, etc. Y Aristóteles lo tiene en cuenta, y dice que si tiene bienes materiales suficien­tes, durante toda la vida, y no solo a tempora­das, éste se sentirá más feliz (EN, 1,8,1’99 b).


 

3.3. La felicidad es imposible sin la amistad

La amistad tiene un lugar importante en la historia de las ideas éticas. Es anterior a la justicia. Los pueblos y los individuos practicaron el amor mucho tiempo antes de conocer el derecho. En el origen de la sociedad, la amistad existe sin la justicia. Se puede decir que la justicia es la amistad generalizada. Es notable esta afirmación de Aristóteles, al decir que “Cuando los hombres son amigos, ninguna necesidad hay de la justicia, pero, aun siendo justos, sí necesitan de la amistad, y parece que son más justos los que son más capaces de la amistad” (EN, libro VIII,1,1155 a, 27-30). La afirmación del autor no deja lugar a dudas: “El SH feliz es el que tiene todos los bienes por naturaleza, es claro que pasar los días con amigos y hombres buenos es mejor que pasarlos con extraños y hombres ordinarios. Por tanto, el hombre feliz necesita amigos” (EN, libro IX, 9,1069 b,18-21). Pero, también es cierto que “a causa de la ambición algunos parecen preferir ser amados a amar” )EN, libro VIII,8).

¿En qué sentido puede ser importante para una teoría del bien y la felicidad el análisis de este hecho espontáneo de la afectividad? Porque es un hecho de la naturaleza humana. La existencia, la vida, es para todos objeto de predilección y amor, amamos la naturaleza, porque la misma naturaleza lleva en su entraña la capacidad de amar. Es una virtud, una areté. No puede entenderse la filosofía moral de Aristóteles, si no se entiende su teoría de la filía. Efectivamente, la amistad prueba la necesidad de salir más allá de la esfera individual y tejer con ella el tapiz de la sociedad. Es el tapiz de la igualdad. “La igualdad en la justicia, no parece ser semejante a la igualdad en la amistad” (EN. Libro VIII,7,1158 b,29-30). De la misma manera que el lenguaje es el “medio” en el que se encuentran los SH en el terreno de la igualdad, las distintas racionalidades, así, la amistad es también el punto de encuentro de las distintas afectividades que desbordan los límites de la individualidad.

¿Por qué queremos a alguien? ¿Hay en la persona querida algo “querible” (filetón) de suyo? ¿Qué es lo que provoca y cultiva el sentimiento de amistad? Porque efectivamente, solo lo “amable” es amado. “Ahora bien, ¿aman los hombres lo bueno o lo que es bueno para ellos?” (EN, libro VIII,2,1155 b 21-22). Anteriormente ya lo había planteado el autor que la voluntad puede querer no aquello que es bien en sí, sino lo que le parece como bien (fainómenon agazón) (EN libro III,4,1113 a 15).Esta forma de bien no basta, es el hombre, su sensibilidad, son sus ojos los que miran y descubren lo real. Vivimos en un mundo de imágenes y con frecuencia no sabemos como “son” las cosas, solamente sabemos “cómo nos las presentan”.

Queremos a los amigos porque de alguna manera mantienen una función de “igualdad”. Esta es la condición de que los humanos descubramos el afecto. Querer el bien del otro es, al mismo tiempo, una manera superior de quererse a sí mismo. Por eso el otro no puede desaparecer del horizonte humano. Los amigos desean a sus amigos los mayores bienes, que sean como dioses, pues los amigos son un bien (EN libro VIII,7,1159 a,5-11). El amor rompe las estructuras del egoísmo, de la utilidad que ha sido el primer estadio de la amistad, para empezar a trazar los caminos que nos llevan a la construcción de la justicia en la Polis.

 

3.4. La felicidad es imposible al margen de la Polis

La ética tiene como objetivo el análisis de las diferentes virtudes, de todo aquellos que merece llamarse Bien. Su tema central es la búsqueda de la felicidad. La Política tiene por objeto las cosas nobles y justas que proporcionan las condiciones de vida de los ciudadanos en la Polis. La Política trata de la comunidad, de las relaciones de los humanos entre sí y con la sociedad. La felicidad necesita la relación humana porque el SH es un ser social por naturaleza (texto 8). La felicidad es la misma para el ser individual y para el ciudadano. virtud y felicidad no se pueden alcanzar en solitario o retirándose a soledades anacoretas, solamente se pueden alcanzar en la tribu, en la aldea, en la ciudad

El Bien es el mismo el del individuo que el de la ciudad (EN, 1, 1094, 2, 6-28). Ese bien al que tendemos, el blanco al que apuntamos, es la política, que es la que regula las ciencias que son necesarias en las ciudades La política se sirve de todas las demás ciencias (estrategia, economía, retórica).El fin de la Política no es el conocimiento sino la acción (EN, 1, 1094 b) Y si buscamos el mayor bien, el más grande, el más perfecto, para una persona, es más hermoso y divino conseguirlo para un pueblo y para ciudades. Para los griegos los temas de la ética y de la política forman un todo único. La meta en política es la misma que la de cualquier persona, ser feliz, y , por tanto, hacer lo posible para que todos los ciudadanos sean felices (EN, 1, 1095 a)

 

 

VOLVER A PORTADA