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"El neomarxismo es el opio de los intelectuales contemporáneos" Entrevista a Francisco González Cabañas

Hernán López, noviembre 2014


    La frase pertenece al filósofo correntino Francisco Tomás González Cabañas que se apresta para participar en el VI Coloquio Internacional de filosofía política a desarrollarse en la Universidad de San Marcos en Lima, Perú. Este es el decimoquinto congreso filosófico que acepta ponencia e invita a disertar al mencionado que propone “El voto compensatorio” o la redefinición del contrato social y la deconstrucción del principio de igualdad. Asimismo González Cabañas insta a despresurizarnos de las categorías eurocéntricas que a su modo de ver nos siguen sometiendo y condicionando para evitar que pensemos desde nuestro lugar en el mundo, que de acuerdo a su visión, tiene más que ver con África que con cualquier otro continente.

Francisco es joven pero parece mucho más mayor, se lo nota, se lo escucha, se lo siente, hasta incluso uno podría arriesgar que detrás de su sonrisa impostada, se oculta un profundo e inagotable hastío que lo inunda e invade, por más que haga esfuerzos por que no se note.

“Es el decimoquinto congreso de filosofía, que acepta una de las diez diferentes tesis de mi autoría” contesta casi como si estuviese vendiendo seguros, ocurre que a lo largo de la charla nos daremos cuenta que sostiene sus ingresos, probablemente magros, a partir de su agencia de noticias y publicidad, y por más que no le guste, nunca ha dejado de hacer “ventas”.

González Cabañas es un ciudadano del mundo, de hecho dedica su vida a la filosofía, sin embargo subyace en él su “correntinidad”, una pertenencia a su provincia-pueblo, de la que ha salido físicamente y de la que sale teóricamente, pero desde la que habla, desde la que habita hacia ese afuera que lo convoca para que explique, sobre todo, su tesis del “voto compensatorio” una propuesta para que los ciudadanos pobres o marginales, tengan un nomenclador más alto que el resto de los ciudadanos al momento de emitir su voto (valdría cinco por ejemplo) y de paso, derribó o reescribió el contrato social y como si fuese poco el principio de igualdad.

“El voto compensatorio, surge primero como diagnóstico, es decir, la razón de la representatividad, el juego entre expectativa y encantamiento para creer que se vence a la incertidumbre, y de allí nace la legitimidad como sustento de lo democrático tal como lo entendemos hoy; me baso en muchos autores claro está, pero más allá del rigor o de las exigencias académicas es un intento de interpretar la relación de los representantes y sus representados, no bajo la égida de la verdad o la mentira, por tanto de allí que, deconstruimos ese principio de igualdad, que es un potencial, la ilusión de que todos pertenecemos a lo mismo, cuando en la arena fáctica, sabemos que esto no es de esta manera, por ende, se precisa la reescritura del contrato social, que el estado se haga presente donde no estuvo, en las personas a a las que no les ha brindado la posibilidad de trabajo o de ingresos dignos, a las que no les puede garantizar salud, educación o vivienda, de esta manera arribamos a la compensación, a la necesidad para sostener lo democrático, que el voto de quienes tienen nada o muy poco en el tiempo de las elecciones valga más, para evitar que sean usados por los poderosos de turno y que se les cosifique su decisión política, o que le compren el voto o que los condicionen con cómo sufragar a expensas de entregarles bienes materiales de ocasión”, detalla González Cabañas.

El filósofo no es amigo de las clasificaciones, se ofusca cuando se le plantea que lo suyo sería como un voto calificado al revés o una suerte de plutocracia a la inversa, tal como en ese arte oriental ancestral, utiliza la fuerza del oponente dialectico y este disparador le sirve para arremeter contra lo eurocéntrico, para exigirle mayor compromiso ideológico cultural, a la clase dirigente, política e intelectual, de su Latinoamérica que habita.

“No creo estar introduciendo una reforma sustancial a un sistema de gobierno, a lo sumo será una reforma a un sistema o plataforma electoral, de todas maneras quiero aprovechar para dejar en claro que no se plantean status políticos o clasistas, la compensación solo es en términos electorales, esa diferenciación solo se apresta a los único fines de preservar la autonomía en la decisión que sin esto no cuentan los sectores más postergados de sociedades que se precian de representativas y democráticas, asimismo descarto de plano lo que para alguno debe ser como una historia lineal que se inició en la Grecia Antigua, esa apreciación de que por el aquilatar años en los hombros de la humanidad, tendríamos que ser más justos y felices que nuestros ancestros, es parte del relato engañoso de un filosofar occidentalizado o eurocéntrico que pretende apoderarse del ejercicio del logos, de lo contrario yo me pregunto, ¿cómo puede ser que a diferencia de Europa, ni en Latinoamérica ni en África la filosofía disciplinar y académica puede ofrecer sus mismos galones? ¿Será que estamos en un estadio inferior, concepto disciplinador que sirve para que se creen organismos internacionales que rigen la economía, la salud y el derecho, supuestamente dedicados a mejorar la calidad de vida y asegurar los derechos del hombre, en los lugares en donde, esos índices, que plantean ellos, no mejora ni se modifica, porque siempre son manejados por ellos, sus conceptos y categorías? ¿O será que en Latinoamérica y África lo que se llama filosofía discurre por lo que occidente entiende como poética y danza, y que en tiempos modernos lo rebautizan como multiculturalismo? Eso sin querer entrar en el barro sangriento de las continuas emergencias sanitarias que mutilan de a miles a un lado del océano, y en este la desaparición de jóvenes que meten sus narices allí en donde ese sistema ordenado y civilizador no quiere que la metan”, inquiere el correntino en clara referencia al ébola y a la situación de los estudiantes mexicanos.

Aquí descubrimos la trampa, todo lenguaje es una trampa o no puede salir de sus límites, pues González Cabañas entre otra de sus tesis, considera que el origen de lo filosófico anida en lo poético, y buscarle los orígenes del pensamiento (es decir cómo llego a pensar cómo piensa, a quiénes leyó y admira) o de sus referencias intelectuales, sería entrar en un juego en el que desaprovecharíamos al entrevistado, por ende nos corremos del escenario de una posible disputa y le dejamos que fluctué en sus disquisiciones.

“El neomarxismo, como otros conceptos enquistados en la filosofía política secular, ha pasado a ser el opio de los intelectuales contemporáneos, sobre todo de los que habitamos estos espacios del globo, que insisto, en lo poco que tienen que ver los lazos o vínculos forzados con lo europeo u occidental, no está mal o no deberían anularlo o rechazarlo, pero esas categorías eurocéntricas no pueden ser limitantes para comprender la realidad política y filosófica, incorporando lo que nos nutre de raíz, de lo que hemos sido, antes, durante y luego de la conquista, tanto los latinos como los africanos, yo para no seguir aburriendo en la misma, y aprovechando para agradecer la atención comunicacional, que muy escasa la tengo, diría nula si no fuera por un puñado de amigos en mi propia tierra, daré un solo ejemplo: en mi Provincia o en verdad en mi región que incluye también Asunción del Paraguay, existe un mito, de tantos, llamado el “Pombero” que es una suerte de duende campesino y maléfico, al que se lo usó para justificar embarazados no deseados y para disciplinar a niños para que no se portaran mal, este mito quizá uno de los más fuertes y representativos de nuestra correntinidad o de nuestro modo de ser en el mundo, significa, en su voz nominal o etimológica “pomba”, vocablo de acuerdo a estudiosos proveniente del África, una suerte de demonio femenino, si pensamos en cómo estamos vinculados desde estas cuestiones arquetípicas, es hasta desdeñoso que nos pretendan hacer preponderar a los autores que hablan la lengua con la que se enviaba a seres humanos a duchas donde emanaba el vapor de la muerte, por sobre los nuestros o que nos impongan precisamente una escala, de que es más valioso, importante, útil o culto, como si la intensidad filosófica no fuese además de pensar, o conjuntamente con el pensar, danza y poesía”, finiquita González Cabañas.

Nos queda la sensación de haber estado con alguien con quien ya hemos estado y volveremos a estar, ese es el presidio en el que habita el filósofo, por momentos parece encantador y por otros tenebroso, no deseamos estar en su piel o en sus zapatos, probablemente él tampoco, no tuvimos el coraje de preguntárselo, probablemente no hubiese tenido tampoco el arrojo de contestar.



 

 

Francisco Tomás González Cabañas, tiene en su haber las publicaciones de “El Macabro Fundamento”, “El Hijo del Pecado”, en versión electrónica “El Pérfido Engaño” y “Charlas con mi analista”, diferentes universidades están preparando la edición de su compendio de ensayos “La Democracia Incierta” de inminente aparición.

Más datos del Filósofo: chaufeudales.blogspot.com.ar

 

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