Portada

Artículos y fuentes Actividades-aula

Arte y Filosofía

Hª de la filosofía

Imaginario filosófico

Libros- reseñas

Entrevistas, links,noticias,...

Comunidades de la Caverna

Philo-Chat News-filosofía

 

ENTREVISTA A RICARDO TORRES NAVA.(por Mónica Gómez Salazar. México)

Jueves 18 de noviembre 1999.

Cuando yo tenía cerca de 16 años escuché por la radio que un mexicano había alcanzado la cumbre del Everest convirtiéndose en el primer hombre latinoamericano en lograrlo. En ese momento no puse mucha atención al nombre, pensaba que lo importante era que había llegado uno de mi país y eso me hacía sentir orgullosa de él aunque no lo conociera. Diez años después, (todavía no entiendo bien cómo) lo conozco y nos hacemos buenos amigos. Pasa el tiempo y le comento esto a otro amigo (que tampoco atino a saber qué azar del destino hizo que nos conociéramos) y él me sugiere que lo entreviste para LA CAVERNA.

Después de haber platicado con Ricardo en una tarde soleada de noviembre, en la sala de su casa; magnífica, alegre y acogedora casa de arquitectura estilo Gaudi, al lado de su telescopio y mirando de vez en cuando al jardín para poder sorprender a algún pajarillo que paseara cerca, aquí estoy, contándoles una partecita de lo que este alpinista, mi amigo, ha vivido.torresnava.jpg (11395 bytes)

 

Torres Nava: Estoy por ir a la casa de uno de los muchachos del ITESM (Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey), quiero hablar con ellos, ellos son de los niños más ricos pero quiero hablarles, jalonearlos un rato…

Mónica Gómez: Vas a centrarlos en su realidad ¿no? Es muy típico… ,a lo mejor fue lo que te pasó cuando bajaste del Everest, que te reconocen cuando ya tuviste un éxito, cuando ya hiciste algo, pero no antes: cuando tus fracasos.

¿Lo del Everest fue antes o después de la montaña que me platicaste?

T.N. ¿Lo del K-2?

M.G. Sí.

T.N. Digamos que lo del Everest me dio a conocer aunque en el ambiente alpino ya nos conocemos todos desde siempre, ya sabemos quién es quién.

Bueno, primero fueron muchos altibajos en montañas menores, en las grandes ligas el primero fue un exitasasaso que fue el Everest y luego vino el K-2 que es la montaña más difícil del mundo, está en el norte de Pakistán en El Karakorum, en el Himalaya, en el Baltistán; ahí vino algo que podemos considerar un fracaso entre comillas ¿no? Que fue el no haber alcanzado la cumbre, pero eso te sirve muchísimo, sirve para jalar tu ego, para saber quiénes son tus verdaderos amigos no por lo que haces sino por lo que eres.

M.G. ¿En qué sentido hablas de que jala tu ego? Espiritualmente, ¿qué te pasa?

T.N. Empezando por la soberbia, el peor de los pecados. En el momento en que no alcanzas la cumbre, te enfrentas a tener que llegar a tu país con una derrota.

M.G. La derrota social

T.N. Sí, la derrota social, la derrota económica de los patrocinadores que tenían sus campañas y no van a poder sacar, la derrota moral por haber perdido a tus compañeros allá; todo eso. Haces una evaluación y dices: "qué oportunidad para crecer" comparada con la de hundirse más. Depende cómo lo quieras tomar.

M.G. ¿Cuál de esas derrotas en el K-2 es la que más peso te dejó?

T.N. La que más me pesa es haber perdido a mis compañeros, a mi compañero Adrián, el haberlo perdido a ahí…, se cayó tres mil metros, hubo una caída libre, eso es lo que más me duele. Lo demás es restituible, es más, todo en la vida es restituible, lo único que no vas a poder restituir es la vida. Eso, sin lugar a dudas es lo que más me ha dolido.

M.G. ¿Éste fue el amigo que me contaste que murió en un descenso?

T.N. No, aquél fue Phu-Dorje un sherpa que estuvo conmigo en el Everest, Adrián era un mexicano, un biólogo.

M.G. Platícame, tú vas descendiendo o ascendiendo y de pronto cae tu amigo, muere y en fracciones de segundos tienes que reponerte y continuar porque también tu vida está en peligro ¿Qué haces? ¿Cómo reaccionas?

T.N. Tienes que reponerte, tienes que evaluar: primero, si tienes oportunidad de alcanzar la cumbre, hacerla, con todo y que ya haya muerto alguien. También haces una evaluación y si el clima te lo permite, pues adelante. En el caso del K-2, era muy difícil porque después de la muerte de Adrián hubo un neozelandés, Gary Ball, que estuvo muy mal herido y hubo que rescatarlo, él, un año después perdió la vida en otra montaña, en el Dhaulagiri "La Montaña de las Tormentas", pero en esa ocasión todos los esfuerzos, toda la energía se concentró para rescatarlo aún con vida.

M.G. Al K-2 intentaste llegar una segunda vez.

T.N. Exactamente.

M.G. Comentaste hace poco que en esta montaña estuviste a punto de perder la vida por un error tuyo.

T.N. Ésa fue la segunda vez, intenté el K-2 pero por el lado de China, en una ruta virgen, una ruta nueva. Estaba muy presionado de tiempo, avancé muy rápido, ya era muy tarde, era en un horario en que no debería de haber cruzado esa zona, había puentes de hielo ya reblandecidos por el calor, uno de esos puentes se rompió y estuve a un segundo…,dos segundos de caer. Iba cruzando el puente y se empezó a fracturar, entonces lo que hice fue: a gatas empezar a salir del puente, no podía correr debido a que traía una mochila muy pesada, entonces a gatas me acerqué al otro extremo, si no lo hubiera logrado hubiera quedado ahí enterrado bajo toneladas de hielo.

M.G. ¿Qué longitud tenía el puente?

T.N. Aproximadamente 12 metros y no se veía el fondo.

M.G. ¿El puente comenzó a fracturarse al principio, en medio o al final?

T.N. En medio, o sea que no había chance de nada. A gatas pude cruzar la parte que me faltaba y exactamente cuando alcanzaba la orilla se vino todo para abajo.

M.G. ¿Y alcanzando la orilla quedaste bien sobre el otro extremo o estabas colgando de tus manos?

T.N. No, quedé bien del otro lado pero con bastante temor.

M.G. Esto fue al ascenso, ¿qué hiciste después?

T.N. Seguí subiendo, instalé mi campamento. Al día siguiente: buscar una solución alternativa para que en lugar de usar lo que era ese puente, utilizar otros, quizás más angostos pero todavía bastante fuertes por la dureza del hielo y cruzar lo más temprano posible para salir con bien.

M.G. Nosotros en nuestra vida no hacemos mucho caso de la muerte, excepto si muere alguien cercano…

T.N. Hay gente que vive en el temor, de hecho el temor más profundo es a perder la vida…

M.G. Sí claro, pero a lo que me refiero es a que la ignoramos, vivimos como si fuéramos infinitos, hacemos planes para el día siguiente, para el mes que viene, el próximo año, la próxima década; sobre todo los jóvenes, no sentimos que la muerte esté cerca y menos viviendo envueltos en un ritmo de ciudad. Pero tú que estás arriesgándote la vida ¿cómo ves a la muerte? ¿Piensas en ella constantemente, no la piensas, la retas, sientes miedo de ella, te da lo mismo?

T.N. No, sí me da temor aunque quizás más que temor a la muerte es temor a quedar mal herido y vivir así, es quizá a lo que más le temo. A la muerte en sí, no, para mí la muerte es un proceso de vida y no es que esté buscando la muerte o que yo quiera morir, pero si en un momento dado me dijeran: "te vas a morir en la montaña", para mí sería un privilegio, como cualquier persona en su campo, en su área; morir en su ámbito.

M.G. ¿Alguna montaña en particular?

T.N. En la que sea pero luchando contra algo difícil, que a final de cuentas es la lucha de uno mismo. Pero definitivamente un buen obstáculo.

M.G. ¿Desde cuándo eres alpinista, desde muy niño o un día dijiste: "voy a ser alpinista"?

T.N. No, no, empecé a excursionar primero a los 11 años y cuando estaba frente al Iztaccíhuatl me enamoré de Ella, de la Mujer Blanca, me quedé prendido de la Mujer Dormida. Ahí fue cuando dije: "yo quiero ser alpinista" tenía 11 años de edad, no la escalé en ese momento porque estaba muy chico para poder hacer esos esfuerzos. A los 14 años fue cuando hice el Popocatépetl, a los 15 hice el Iztaccíhuatl y a los 16 el Pico de Orizaba que es la tercera altura de Norteamérica, así fue como ya comenzó mi carrera.

M.G. Y sin embargo, decidiste estudiar Medicina.

T.N. Bueno, alternadamente seguí en la Facultad de Medicina y de repente me llegó la oportunidad de trabajar para la compañía número uno del mundo en turismo de aventura y lo que hice fue dejar todo…Sí fui muy criticado porque ya tenía yo una vida asegurada, inclusive mi pensión. Veía a mis compañeros médicos en el Seguro y no era lo que quería, la verdad, no me visualizaba así, me visualizaba más de vago, haciendo cosas distintas y sobre todo viajando. Regularmente si quieres conocer pues no es muy barato, te gastas algo. Ésa era la oportunidad para hacer lo que quería y me pagaran por hacerlo, me dije: "ahora es cuando".

M.G. Fue cuando empezaste a viajar y a conocer todo el mundo… Y ¿cuánto tiempo estuviste ejerciendo la Medicina?

T.N. En hospitales, durante aproximadamente 15 años, aunque mi madre era química-farmaco-bióloga, entonces yo crecí literalmente en los hospitales, ella trabajaba en el Seguro (IMSS, Instituto Mexicano del Seguro Social), en el ISSSTE (Instituto de Seguridad Social al Servicio de los Trabajadores del Estado), a veces venía y me llevaba al hospital; yo viví en el hospital. De alguna forma quizás pudo haber sido la conexión de por qué me incliné por la medicina. Ya después, trabajé en la farmacia, vamos, el área de farmacia y de repente cuando llegó la oportunidad de hacer los cambios fue en el momento en que de Estados Unidos me invitaron a trabajar con ellos.

M.G. Entonces el asunto del alpinismo es tuyo, tuyo, no es algo que traigas de familia.

T.N. Sí, bueno, una tía, mi tía Ofelia Madariaga, ella practicaba el alpinismo, tenían el club Alpino Quetzalcóatl con quienes comencé a salir. Fue como me inicié en le montañismo.

M.G. ¿Qué sentías mientras escalabas el Popo y qué sentiste cuando llegaste?

T.N. ¡No, no, no! ¡Era algo bellísimo!, fue una sensación de absoluta, absoluta…,te das cuenta para qué sirven tus manos, tus piernas, tu cerebro, tus pulmones; yo me sentía vivo, me sentía completo, con mucha energía, sentía que estaba en mi medio, en mi entorno, que era lo que yo quería, que para eso yo había nacido.

M.G. Y ¿Cuál fue la diferencia de cuando hiciste el Everest?

T.N. Distinta, bueno la emoción, ésa yo creo que va siempre en todas las montañas, las lágrimas. Pero en el Everest muy particularmente era el miedo porque yo sabía que la bajada era la parte más peligrosa, hubo bastante temor.

M.G. ¿Cómo controlas todo eso? ¿Cómo es que logras dominar esa parte emotiva tuya?

T.N. Pues es parte de lo que llamarían la preparación psicológica, es decir, saber cómo vas a reaccionar ante determinadas circunstancias, eso es a final de cuentas lo que te da la experiencia para intentar escalar en las grandes ligas, conozco escaladores muy buenos que en situaciones difíciles se fracturan fácilmente. Yo ya sé cómo voy a reaccionar, sí, es a través de lo que han sido las experiencias, de lo que ha sido el tratar de controlar ese miedo, controlar ese temor a las caídas, a las tormentas, a las avalanchas, a las condiciones o en general a los peligros objetivos que están ahí, pero los más duros, son los subjetivos, es decir, los psicológicos, los miedos interiores, esos son los más difíciles.

M.G. ¿Cuáles son tus miedos?

T.N. Quedar parapléjico a causa de un accidente, quedar en malas condiciones… Porque siempre, desde chico he sido muy autosuficiente y empecé a trabajar muy joven, no me gusta depender de absolutamente nadie, en una situación así tendría que ser dependiente y no me gusta.

M.G. Sin embargo, te gusta estar con la adrenalina arriba.

T.N. Sí, en ocasiones sí, por situaciones sí, pero igual me gusta la ciudad, andar en motocicleta, ir a un concierto…

M.G. Pero la motocicleta también lleva su riesgo constante ¿existe una relación entre el alpinismo y tu gusto por las motos?

T.N. Quizás sí, pero yo no ando en la motocicleta para correr en eventos deportivos sino más como paseo, más como relajación, aunque sí hay una adrenalina por supuesto, me gusta mucho ir al campo, a la carretera, pero no corro, más bien paseo.

M.G. Los que vivimos en la ciudad, tenemos una rutina: si estudias; te levantas, vas a la escuela, comes, cumples con tus tareas, ves a los amigos; si trabajas, vas a la oficina 8 ó 10 horas, regresas, duermes y todos los días parecen casi iguales. ¿Qué pasa contigo cuando estás en la ciudad, entras en alguna rutina?

T.N. No, definitivamente no, cada día es distinto, tengo presentaciones para hospitales, escuelas, para grupos privados, para empresas; varias veces al mes. Cada día es distinto porque preparo el material que voy a presentar…,en mi oficina por lo regular tengo una asistente o dos que están recibiendo los mensajes, mi turismo es extranjero, no tengo turismo nacional, entonces no necesito estar ahí en la oficina para recibir a la gente, todo lo manejamos a través de los ordenadores (mencionó esta palabra con cariño y recordando que en España los llaman ordenadores y no computadoras como nosotros).

M.G. ¿Cuando vas a una montaña entras en alguna rutina allá?

T.N. Claro, ahí sí tengo una rutina porque son ya viajes diseñados que tienen un itinerario y hay que apegarse a él, desde la llegada, la aclimatación de la gente a las alturas, qué tipos de alimentación les voy a dar. Hay gente que es alérgica a algunos alimentos, otros que son vegetarianos, yo en lo personal soy vegetariano, en fin, ya es la rutina de levantarte temprano, hacer los ejercicios, los seminarios, todo un programa que corremos en los viajes.

M.G. Sobre el desapego material del que ayer hablábamos, para ir a la montaña hay naturalmente un desapego de la comodidad de tu casa, de la comida y uno se acostumbra a comer enlatado, pero para ir al baño ¿no extrañas esa comodidad? ¿La comodidad de dormir en algo, ya no digamos blando sino parejo?

T.N. El ir al baño es lo que más extraño, lo de la dormida no, he dormido en los lugares más incómodos que te puedas imaginar, en lugares colgados, en plataformas con varios desniveles formados de piedras, es decir, pisos bastante desnivelados o terrenos rocosos muy incómodos, donde, ni modo, he tenido que pasar la noche y aguanto perfectamente. Pero donde sí he sufrido bastante es para ir al baño. Orinar no hay problema pero para el excremento…,es bien difícil manejarlo porque incluso hay países donde tienes que cargarlo, no lo puedes dejar por las restricciones ecológicas, por ejemplo, en la Antártida, en el Polo Sur, tenía que estar cargando todo mi material durante semanas, no los podía dejar ahí…,lo cargas en bolsas y ya, pero el problema es que a veces hay mal tiempo y no puedes salir a hacer, tienes que hacerlo en una tienda de campaña donde a veces tienes un compañero y pues no es muy cómodo, no te puedes concentrar, eso te saca mucho de onda o si no pasa como en el Everest: hay un campamento, el campo 1 donde escogimos una grieta, en ella había una parte donde estaba una rampa de hielo, ahí tenías que vestirte con crampones, es decir con picos en las botas, para ir a la grieta, luego amarrarte y luego…,finalmente poder hacer…

M.G. Hacer colgado…

T.N. Casi, es muy incómodo, después…,tener los papeles ya cortados pero si hace aire se vuelan, entonces tienes que estar malabareando para no hacer ahí mugrero y medio. Son de las cosas que más sufres, la ida al baño es de lo que más padezco.

M.G. ¿Qué otras cosas hay que para nosotros estando aquí son cotidianas pero allá están fuera de alcance?

T.N. Hay como una fijación; debido a que utilizamos alimento deshidratado, cuando estás arriba uno se obsesiona con la comida, que ni siquiera comemos normalmente en México y allá alucinas; se vuelve una manía, al grado de que hablas horas y horas de dos temas: uno, la comida y otro el sexo. Durante horas estás fantaseando, entreteniéndote con los platillos más raros; unas enchiladas rellenas de no sé qué, unos chapulines, chilitos rellenos, las calabacitas con no sé qué y las rajas poblanas...,de pronto, te vas, te vas, te vas; quedándote ahí horas y horas. Otra, pues empiezas a hablar de las modelos más famosas, quién sí, quién no, y alucina uno.

M.G. ¿Qué cosas llevan para distraerse allá?

T.N. Llevamos juegos como cartas, dominó, música y también libros, tratando de ser lo más ligero posible pues es algo que estás cargando ahí, es peso extra.

M.G. La gente con la que vas allá, ¿la conoces hasta que estás allá o la conoces desde antes?

T.N. Normalmente para una expedición nacional se hace la selección y llevas a gente que ya sabes cómo trabaja en la montaña, pero en expediciones internacionales por lo regular nos conocemos hasta el momento del evento. Tienes que tener mucho cuidado, claro, normalmente las personas que incursionan en algunas montañas de alto rendimiento, de alto nivel - de alta dificultad - tienen ya bastante experiencia, de alguna forma confías en lo que están haciendo.

M.G. ¿Siempre confías?

T.N. No siempre, al contrario, por ejemplo: cuerdas que hay ahí, que no sé quién puso o material de dudosa procedencia nunca ni me cuelgo ni lo utilizo. Incluso las personas con las que he escalado - que algunas de ellas han sido verdaderas estrellas mundiales - me doy cuenta que no trabajan al ritmo o al parejo que he trabajado yo, por ejemplo, en el Everest, donde las grandes estrellas, las grandes personalidades del mundo en ese momento eran mis compañeros de escalar y la verdad estaban algunos muy por debajo del nivel físico de cualquiera de nosotros; es decir, de los sherpas y yo.

M.G. Tuve la oportunidad de ver algunas imágenes de cuando subiste a la Pirámide Carsztens. Hay tres cosas principales que llaman mi atención, la primera es que en ese video comentas que hubo tramos muy difíciles; considerando que nosotros –los no alpinistas- tenemos una escala distinta en la medición de los grados de dificultad – a mí particularmente todo me parece difícil – para escalar una montaña, ¿podrías explicar cuáles son los parámetros difíciles a los que te referías?

T.N. Un ejemplo: tú puedes…,en un terreno vertical o casi vertical, puedes subir una escalera con travesaños utilizando tus manos y tus pies, de esos travesaños vele quitando algunas horizontales, algunos palos de travesaño; lo vas haciendo más difícil pero tienes que seguir utilizando tus manos y tus pies; hay un momento en que le quitas todos los travesaños y nada más te quedan las dos columnas, por ahí tienes que ingeniártelas para poder seguir escalando –con algunos agarres pequeños, algunos más grandes. - Eso lo va haciendo cada vez más difícil, si le añades las condiciones de clima, el frío, el viento, la altura…, no es lo mismo estar escalando al nivel del mar que estar escalando a siete, ocho mil metros de altura...

M.G. Como en el Everest...

T.N. Como en el Everest, donde cada movimiento es un esfuerzo grande.eneverest.jpg (28936 bytes)

M.G. Bien, lo segundo que llamó mi atención fue que grababas con especial dedicación tus manos haciendo mención de tus guantes rotos ¿por qué? Y ¿por qué reiteras con esa insistencia tan peculiar, que sólo estarán unos momentos en la cumbre?

T.N. A esas imágenes a las que te refieres, bueno, todos estábamos llorando allá en la cumbre porque tanto el inglés como yo concluíamos el Grand Slam, completábamos la cumbre más alta de cada continente. Había unos tramos muy difíciles de terrenos verticales donde me quité mis guantes - los más gruesos - para escalar con unos guantes ligeros, delgados, para sentir de dónde estaba sujeto; a veces las piedras son muy filosas, se había roto el guante, incluso me había sangrado las manos pero no me importaba, yo lo que quería era sentir la seguridad de dónde estaba.

Esa llegada a la cumbre…, todo era una fraternidad absoluta entre todos los compañeros que estábamos ahí, todos estábamos llorando, todos estábamos muy contentos, nos había costado muchísimo trabajo; por muchas razones, se dio la situación de que en casi 5 años nadie había podido entrar a la zona debido a diferentes conflictos allá en Indonesia, el permiso que teníamos era un permiso muy especial y había que aprovecharlo. Todo eso: estar esperando durante años, luego la llegada, los militares presionándonos para salirnos…, era el momento de despegar y la hicimos; lógico que era una emoción tremenda.

M.G. Atrás de todo eso y de sentirte vivo ¿Qué pasaba dentro de ti?

T.N. ¡Claro! Pude remontar mis miedos, pude remontar los obstáculos, fue una escalada limpia, no hubo accidentes, fue una escalada perfecta. Eso te da mucha alegría porque trabajaste durante años para ese momento, para ese punto, pero hay que estar consciente también que van de la mano - lo que platicábamos- triunfo y fracaso. Igual pudo no haber sido y en ese momento a lo mejor entro en una crisis depresiva que digo "ni modo" pero a final de cuentas tengo que sacar esa enseñanza de qué fue lo que pasó.

M.G. Siempre tiendes a esa proyección de sacar la parte buena del fracaso...

T.N. Sí, porque si no, podría caer en otra serie de situaciones. Hay gente - lo ves en la política o en el deporte o lo ves con los artistas - donde ya no tienen el aplauso o el reconocimiento y como están huecos por dentro pues acaban en las adicciones o en situaciones que los dejan muy mal.

M.G. Ahora recuerdo un comentario que hace tiempo te había hecho sobre los hombres que van a la Luna y vuelven a la Tierra; tal vez para alguno de esos seres humanos al regresar a su planeta se encuentran con que no hay más retos que rebasen el proyecto mismo de la Luna y entonces caen en alguna depresión o en vicios porque no encuentran ya nada que los estimule. O pasa como con un compañero tuyo, que después de subir al Everest se quitó la vida… ¿Tu mayor triunfo ha sido llegar al Everest?

T.N. Sí, es verdad.

M.G. ¿Y después qué? ¿Por eso hiciste el Grand Slam?

T.N. Bueno, después vino el K-2, pero en el K-2 no alcancé la cumbre, como no la alcancé, tampoco podía hacer del K-2 una obsesión porque yo sabía que tenía altas posibilidades de no regresar con vida. Dije: "bueno, ¡qué bueno que en el mundo no todo sea el Everest y el K-2 sino que haya otros proyectos y otras cosas" y adelante, es como un matrimonio o como un proyecto que tienes en tu vida, que de repente tú lo planeaste de tal manera, no se dieron las cosas bien, y bueno pues a otra cosa..., con otra mujer o con otro proyecto o qué sé yo, no te obsesionas, no te apegas, no te aferras cuando ya la señal es muy clara de que algo hay de que no debe ser por ahí.

M.G. Si en este momento, murieras, ¿te irías satisfecho o sientes que hace falta que hagas muchas más cosas?

T.N. Si ya no me quedara otra, me iría satisfecho y agradecido. He sido…, soy una persona afortunada, trabajo en lo que me gusta, que eso ya es ganancia, me pagan por hacer lo que me gusta, he conocido gente muy hermosa en las diferentes etapas de mi vida. Lo mejor que me pasó después del Everest fue haber conocido a la que ahora es mi esposa, Flor Berenguer, gracias al Everest la conocí. De alguna forma, yo creo que me iría en paz, por lo menos parte de mi misión en la vida, creo que la cumplí.

M.G. Si te dieran ahora la oportunidad de hacer otra vida, de volver a nacer, ¿qué harías? ¿Harías lo mismo?

T.N. Mi vida gira en tres caminos. Definitivamente sería alpinista otra vez, mi pasión; aunque igual me apasiona un concierto de rock, igual una ópera, igual un evento de una presentación de un libro, una obra de teatro o salir a andar en la moto o tocar la guitarra...

M.G. Es la vida...

T.N. Sí, es la vida, no nomás la montaña es la vida, es una parte y una etapa de mi vida; la música me gusta mucho y de chiquito, en la primaria estudié trompeta 5 años, luego estudié bajo como 3 años, me encanta el jazz; seguramente hubiera sido músico. Y una cosa que nunca pude estudiar y hubiera sido mi máximo, hubiera sido piano y saxofón, esos dos instrumentos. Si tuviera tiempo seguramente ya estuviera estudiando saxofón o piano.

M.G. ¿No puedes tener el tiempo que quieres porque tu prioridad es el alpinismo?

T.N. Es mi trabajo, mi empresa, es lo que me da de comer. El alpinismo como proyecto de altas cumbres no es remunerativo, de hecho tú inviertes tu tiempo, aunque vamos patrocinados a través de varias marcas comerciales, ahí no hay un dinero que yo diga: "bueno, esto es para mí", yo no cobro por ir a escalar, pero en mi trabajo sí, en mi trabajo, desde que organizo las expediciones ya cobro, ésa es mi profesión y la tengo que cuidar porque es lo que me permite hacer lo demás.orizaba.jpg (10098 bytes)

M.G. Entonces no es la misma pasión la que tienes por el alpinismo a la que tienes por la música, por poner un ejemplo, aunque ambas sean parte de tu vida.

T.N. Bueno en orden, numerándolo, el alpinismo es mi pasión más grande, pude haber estado con grandes concertistas, al lado de ellos, pero lo que me hace vibrar –con todo vibro- pero lo que me hace vibrar más, es la montaña.

M.G. ¿La montaña se hizo tu amiga?

T.N. Siempre acudes con respeto, aunque sea una montaña baja, siempre vas con ese respeto y yo en lo personal - ésta es cuestión individual - lo que hago cuando voy a alguna cordillera y estoy ya frente a la montaña…, en mi interior entablo una comunicación donde le pido permiso a la montaña para que me permita tocar su cabeza y si la naturaleza lo desea, yo haré todo lo posible porque se den las cosas, y si no, comprenderé que no me permitió que llegara a su cumbre y así lo entiendo.

M.G. Y si yo te pregunto, al margen de todo lo que me has dicho ¿Por qué estás en el alpinismo? ¿Encontrarías una razón específica, particular o crees que es casualidad?

T.N. Yo no creo en las casualidades, yo creo en las causalidades. ¿Por qué soy alpinista? Porque me permite investigar mis límites, mis capacidades, más que quizá a través de un instrumento musical o más que a través de una investigación científica o más a través quizá que ser padre de familia. Es como las creencias, cada quien cree en lo que vibra, en lo que siente, por cuál religión, filosofía, etcétera, el dios que tú quieras ¿no? Lo mismo ocurre para mí en el alpinismo, ése es el canal o parte de las llaves que al final de cuentas me van a ir haciendo descubrir que hay algo más allá alejado de la violencia, el poder, el odio, los vicios y tantos rollos, digamos que ése es un camino para mí, es una forma de vida ya, algo que era un hobbie se convirtió en mi forma de vida.

M.G. ¿Tu esencia cambió entonces?

T.N. De alguna forma la esencia ahí está, lo que haces es que reafirmas muchas de las cosas que integran esa esencia, es decir, esos valores si hablamos de valores, esa parte que ya traes en tu cassette desde la niñez, que ya eres, que es tu esencia; simplemente lo reafirmas. Hay niños de 3 años, 4 años que de repente empiezan a componer grandes obras musicales; ya es la esencia de ellos, o hacen esculturas o pinturas impresionantes, o escriben cosas bellísimas; es la esencia de cada quien.

M.G. A mí me impresiona la cantidad de lugares del mundo que tú has conocido y sobre todo haber tenido la oportunidad de interactuar con tantas y tan diferentes creencias, filosofías, religiones. Siendo tú una persona que creció en una familia católica ¿cómo es que decides convertirte al Judaísmo?

T.N. Sí, efectivamente yo soy judío pero por conversión, fui educado dentro del catolicismo, de hecho, estudié en colegios de católicos prácticamente hasta la preparatoria…

M.G. Sí, pero ¿por qué decides convertirte en judío?

T.N. Porque esa forma de pensar y de vivir me convenció, efectivamente he vivido largas temporadas con los musulmanes –El Islam-, he vivido largas temporadas con los budistas, con los Lamas en el Tibet y Nepal; en la India con algunas otras culturas. Tengo amigos sacerdotes muy queridos, pero a final de cuentas lo que a mí me hizo vibrar, en lo que yo me entiendo más y me encuentro, es en el Judaísmo, ahí es donde decidí convertirme, que no es fácil ¿eh? No es decir: "me voy a convertir y ya", no, no, no; tienes que estudiar casi dos años el hebreo, tuve que estudiar la historia, las tradiciones y luego ante un tribunal rabínico presentar un examen para después hacer todo el proceso de conversión, o sea que no es cambiarte y ya para que haya más judíos, de hecho, yo creo que es la única religión que no hace publicidad ni anda ahí anunciándose para jalar adeptos.

M.G. Ya nos has comentado sobre lo que ha sido parte de tu vida en el terreno profesional, humano, sentimental, emocional, espiritual y crecimiento personal; ahora ¿qué hay por delante en tu vida?

T.N. Tengo una locura en mente que es algo distinto, algo que no se ha hecho en la actualidad, de hecho son tres proyectos en uno; el destino final es hacer una inmersión a 6000 metros de altura en una laguna que está ubicada dentro de un volcán que se llama Licancabur al norte de Chile, Sur de Bolivia. El proyecto involucra primero cruzar todo el Salar de Atacama que es uno de los desiertos más secos, luego hacer el ascenso al volcán, una montaña de 6000 metros para luego bajar a bucear a la laguna. No sabemos qué va a pasar, no hay información, no existen tablas de descompresión; es como una interrogante de qué es lo que sucede con tu organismo cuando haces eso…

M.G. Es lo que te iba a preguntar, porque normalmente cuando tú buceas no puedes volar al otro día, tienes que esperar a que tu cuerpo se estabilice…

T.N. Exactamente, nosotros no sabemos qué va a pasar, es un riesgo - vamos a ponerlo entre comillas - "calculado", no sabemos qué es lo que va a suceder.

M.G. Sí, pero me imagino que ya tendrás pensado cuánto tiempo vas a bucear y a qué profundidad para no entrar en un "riesgo no calculado".

T.N. Yo quisiera no bucear más allá de 10 metros de profundidad, quisiera que fuera 10 ó 12 minutos máximo, no más. Porque si bajo más de 10 metros sí estaría en otra atmósfera de presión y necesitaría hacer alguna parada de descompresión para salir; teóricamente porque no sabemos qué pasará; entonces te digo, no quiero entrar en esos detalles porque en caso de accidente no hay cámaras que puedan sacarte del problema o algún hospital donde seas trasladado para ser atendido, eso no existe y eso es un riesgo de quedar mal en caso de que las cosas no salgan bien…,no sé, que algunas burbujas de nitrógeno se fueran al cerebro causando algún daño… De por sí ya estamos locos y ahí vamos por un poco más.

M.G. Y a pesar de lo que anteriormente me comentabas sobre tu temor a quedar dependiente de alguien, tú sigues insistiendo, viviendo intensamente cada día.

T.N. Sí, yo no sé si mañana voy a estar aquí, no sé, hace dos semanas una prima hermana, iba a cumplir 25 años de edad, tenía 4 meses de casada, 2 meses de embarazo y en un vómito muy fuerte, broncoaspiró y perdió la vida… >>hace 2 semanas<<. Te das cuenta, una chica que tenía toda la vida por delante y de pronto ya no está con nosotros. Yo no sé si mañana voy a estar aquí, entonces, vivo intenso pero en una forma sana, divertida. Algún otro tal vez diría que necesita drogarse o hacer cualquier otro tipo de cosas para sentirse bien y no es mi caso. El alpinismo es parte de la satisfacción, de la alegría, de la compañía, de la amistad, del cariño, del amor, etc.

M.G. Vives con tu pensamiento en la muerte pero no de una manera trágica.

T.N. Exacto, no la vivo quedándome paranoico.

M.G. No te quedas quieto.

T.N. Eso es, no me gusta vivir así.

M.G. Tienes un espíritu joven ¿por ello disfrutas estar con jóvenes?

T.N. Fíjate que son situaciones que se van dando de pronto…, hay temporadas que me han llamado mucho de escuelas y proyectos juveniles; de alguna forma me agrupo y aprendo también mucho de ellos.

M.G. En esas reuniones vas contando tu experiencia buscando dejar algo en los jóvenes.

T.N. Definitivamente, acuérdate que la parte deportiva es nada más puro ego, esa parte deportiva del héroe y esa parte deportiva del que va y sube montañas, pues es una parte puramente física. Hay que tratar de compartir un poco más o conectar otros mundos, si conectamos la parte emocional de lo que pasamos para llegar ahí y conectamos la parte espiritual de lo que puedes rescatar, si cada quien se conecta con sus cosas pues yo creo que ya estamos del otro lado.

M.G. Y para cerrar esta entrevista que amablemente nos diste, ¿De qué aprendiste más, del Everest o del

K-2?

T.N. Yo creo que aprendí más en el K-2 que no alcancé la cumbre que en el mismo Everest. En el Everest aprendí que tenía la capacidad para escalar las montañas más altas y más difíciles del mundo. En el K-2, aprendí a valorar la vida, a valorar la amistad, a valorar el amor, a valorar al ser humano como tal y a valorarme a mí mismo.

 

Ricardo, te agradezco enormemente nos hayas permitido entrar en tu casa, en tu hogar, tu pasado, tu mente y tu interior. Gracias por hacernos compañía en nuestro "Everest cotidiano", el que como bien dices "es más difícil de remontar porque es más difícil de definir".

CURRICULUM DEPORTIVO (RESUMEN)
RICARDO TORRES NAVA

Originario de Nueva Rosita Coahuila, México, nace el 23 de Diciembre de 1954. Guía profesional de montaña para las compañías de turismo de aventura Mountain Travel–Sobek (California), American Alpine Institute (Washington) y Director de Tepehua Expeditions, México.
Se inicia en el alpinismo a los 11 años de edad escalando nuestros volcanes: Popocatépetl, Iztaccíhuatl y Pico de Orizaba. Ha conquistado las siguientes cumbres:
NORTEAMÉRICA.
Monte Mc Kinley en Alaska (máxima altura de Norteamérica), Mount Rainier en Washington, Mount Shasta en California, primeras escaladas mexicanas a las cascadas congeladas de las Rocallosas Canadienses.
SUDAMÉRICA:
Chimborazo, Cotopaxi y Tungurahua en Ecuador.
Huascarán en Perú (máxima altura de este país).
Extensos recorridos en la Cordillera Real de Bolivia.
Aconcagua (máxima altura del continente Americano y el Hemisferio Occidental). De 12 expediciones ha logrado nueve veces la cumbre por distintas rutas.
EUROPA:
El "Bíblico" Monte Ararat en Turquía.
Montañas Dolomitas en Italia.
Monte Elbruz (máxima altura de Europa) en el Cáucaso, Rusia.
ÁFRICA:
Monte Kilimanjaro (máxima altura del continente Africano.) Primera ascenso mexicano y latinoamericano por la ruta del "Glaciar Heim", máximo grado de dificultad en escalada en hielo.
ASIA:
Monte Kinabalu en Borneo, Malasia.
Nanga Sang y Kala-Patar en Nepal.
En el Baltistán, Karakorum Pakistaní en el Himalaya, ha escalado el Broad Peak y el K-2.
Monte Everest (16 de mayo de 1989, máxima altura de Asia y el mundo.) Primera ascenso mexicano y latinoamericano, haciéndose acreedor por hazaña del Premio Nacional del Deporte89, Atleta del Año y el Heraldo.
ANTÁRTIDA:
Monte Vinson (máxima altura del Polo Sur.)
OCEANÍA:
Pirámide Carsztens o Irian-Jaya, (máxima elevación de este continente.)
AUSTRALIA:
Monte Kosciusko (parte más alta de Australia.) Al haber completado estos dos últimos ascensos en Febrero y Marzo de 1999, se convirtió en el primer mexicano y latinoamericano en obtener el "Grand Slam" del alpinismo mundial, ambas versiones.
OTRAS ACTIVIDADES DEPORTIVAS:
Primera escalada urbana en América Latina al Hotel Stouffer-Presidente, México D.F.
Jefe de los proyectos internacional y nacional de buceo al cráter del Popocatépetl, obteniendo para el alemán Roger Bauhenrauch y el mexicano Fernando Lozano, los récords mundiales de buceo de altura.
Autor del libro "La Conquista del Everest". Editorial Diana.
Conductor del programa de televisión "Montañas Amigas", Imevisión.
Deportes que práctica: ciclismo, triatlón, buceo, ski acuático, cross-country ski, downhill ski. Y motociclismo, siendo su "pasatiempo" favorito: viajar en su Harley-Davidson.

VOLVER A PORTADA