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RESEÑA MÍNIMA DE UN REBELDE METAFÍSICO

Martín López Corredoira:Voluntad. La fuerza heroica que arrastra la vida, Áltera, Madrid 2015.

 

Algo en lo más íntimo y profundo de mí se resiste a la rendición y busca manifestarse.[1]

 

Nos encontramos con un libro honrado, un pensamiento que no finge saber lo que no sabe y se esfuerza en no perder potencia y concentración. Lamentablemente, un esfuerzo de tantos años llena las más de mil páginas con tantos temas que muchas veces el lector ya no sabe de qué va el libro. Hay demasiadas cosas, y a la vez demasiadas repeticiones. Demasiado narcisismo que, aun reconocido por el autor, el hecho es que se hace a costa del lector, algo que considero imperdonable desde un punto de vista literario. Aclaro que estas líneas no pasan de una humilde reseña que no puede hacer justicia a la obra. Para ello, sería necesario entrar en diálogo con muchos de los capítulos del libro, uno a uno, con el mismo esfuerzo que el autor ha puesto en su elaboración. Pero quizá este breve texto sirva para que Voluntad. La fuerza que arrastra la vida no pase desapercibido. No lo merece.

De tantos temas como trata me quedaré aquí con el argumento principal, que intento esquematizar seguidamente, y al que he titulado

 LA GRAN CONTRADICCIÓN

 Consiste en lo siguiente:

-primero, admitimos que lo único que existe es la naturaleza, que funciona de acuerdo a unas leyes estudiadas por la ciencia. Estas leyes determinan todo acontecer.

-segundo, se sigue de ello que las leyes, limitándose a describir el funcionamiento de la naturaleza, no afirman valores ni establecen sentido alguno.

-tercero, cualquier intento de establecer valores o dar sentido implica ir más allá de la naturaleza, lo cual contradice el punto primero y no se puede admitir.

-cuarto, a pesar del punto anterior, algunos seres humanos no se conforman con esta situación.

-quinto, a pesar del punto anterior, algunos seres humanos saben que aunque no se conformen con esa situación, no pueden violar el punto tercero.

Por tanto, si el punto tercero no se puede violar, ¿por qué ocurre el punto cuarto? ¿Por qué, si no hay yo, ni valores, ni sentido, ni persona, ni libertad, por qué a pesar de todo la situación se vive con angustia y con rebeldía? ¿No sería lo más lógico pensar que unos seres así, meras partículas zarandeadas por las leyes de la materia, jamás sentirían tal vacío? Sin embargo, a esta pregunta no se puede contestar conculcando ninguno de los cinco puntos de arriba, si es que no queremos perder credibilidad. Pues si lo hiciéramos nos podrían acusar -con razón- de desechar las tesis que no nos convienen simplemente porque no nos convienen.

La respuesta del autor a esta pregunta se encuentra diseminada -pero no difuminada- a lo largo de sus innumerables páginas. Resumiendo, podemos decir que el poder de sugestión de la autoconciencia es tan grande que realmente nos creemos personas, nos creemos un yo, nos creemos individuos y libres, creemos que hay valores, que debe haber un sentido, etc. Y como lo creemos tan firmemente, como la ilusión es tan completa, al encontrarnos con que la ciencia rechaza todo esto se abre en nosotros un vacío insoportable, que Nietzsche bautizó como la muerte de Dios.

Ahora bien, si no éramos nada y nos creímos algo, ¿a qué vienen ahora tantas alharacas y tanta desesperación? Nos hemos engañado a nosotros mismos, simplemente. No somos nada, no hay nada (de sentido). Esto lo hemos llamado nihilismo como si fuera un insulto, como si el universo nos debiera una explicación. Y nos hemos preguntado ¿qué hacer? ¿qué salida hay al nihilismo? Mala pregunta y mal formulada.

Mal formulada porque el hecho mismo de plantearla revela que seguimos creyendo ser algo, poder hacer algo y que a pesar de todo (sobre todo a pesar de la lógica) debe haber algún sentido. Por eso a quien se pregunte esta pregunta lo mejor es hacerle ver que ha vuelto a caer en las ilusiones que produce la autoconciencia. En otras palabras:  que no se puede hacer lógicamente esa pregunta. Y si insiste (como el jugador de ajedrez que se empeña en mover la torre en diagonal), hay que dejarle en paz.

Mala pregunta porque el nihilismo -que en realidad no es otra cosa que la afirmación del punto primero solo que añadiéndole resentimiento- no tiene salida ni puede tenerla, como tampoco el sol tiene salida ni la rosa sonido. Si lo que es es, ¿a qué viene preguntar cómo se sale de ahí? Si se me responde que es “porque no me gusta” le diremos: ese es tu problema, sufres un desajuste con la realidad.

 

Aclarado esto, hay que entender que las “soluciones” que se han dado al qué hacer o a la salida del nihilismo en realidad no lo son, sino prácticas terapeúticas para que el que se cree sujeto crea que puede vivir. Pura ilusión. Y lo que me extraña del libro de López Corredoira es la insistencia en dar patadas contra el aguijón, sabiendo el autor que esa Voluntad es ilusoria. Es esta una gran contradicción.

 

Luis Fernández-Castañeda

 

 

CALEIDOSCOPIO-CORREDOIRA O CITAS QUE INCITAN

 

Selección de citas de la obra reseñada, estratégicamente colocadas y vagamente agrupadas en temas como invitación a la lectura y al debate.

 

Lo que no es real es el contenido subjetivo de tal autoconciencia, a saber, que existe un ego que piensa como una unidad, toma decisiones autónomamente, etc. 238

El ego o el yo no es nada, ontológicamente hablando. No existen individuos con entidad propia y definida como algo separado del resto del Universo. Existe la materia del Universo, existen los átomos, las moléculas, las partículas y sus interacciones. Existen las células de los seres vivos, existen las neuronas y sus conexiones y sus sinapsis, existen las corrientes eléctricas del sistema nervioso, existen los cerebros. Y no hay nada más, no hay mentes en el sentido dualista, no hay ego, ni el nuestro ni el de los demás seres vivos. Existe el Universo, la Naturaleza gobernada por unas leyes físicas, y nada más. 237

Hemos investigado el ser y tenemos una noción muy clara de lo que es: nada. 49

Estoy convencido de que la vida es nada, es fenómeno químico, materia inerte, nada; pero lucho, y mientras lo hago no doy por perdida la batalla contra la no-existencia. 88

Cuando el hombre se rebela contra la condición que le impone la Naturaleza se convierte en lo que Camus llama un rebelde metafísico. Hubo filósofos en el pasado con este tipo de rebeldía. Epicuro o Lucrecio... 85

No deseo la vida a que me arrastra la naturaleza de mi ser. 79

Nuestra pasión, nuestra sed de voluntad, es un impulso irracional que alienta y empuja la vida tratando de superar el estancamiento y las cadenas. La voluntad reside en todas la potencialidades de los seres en movimiento, en el fervor de sentir una dirección para la existencia.  1051

La Naturaleza quiere, pero sin tener objeto de su querer. Busca, como nosotros, su bello deber ser. Nunca lo ha de encontrar pues no hay voluntad, todo es mecánica, lo único que queda es la búsqueda de la Voluntad universal. La Naturaleza busca y busca; en ello consiste su existencia. 815

¿En qué creen los aspirantes a la sabiduría? Creemos que nada hay realmente creíble en nuestra existencia salvo el impulso vital mismo de querer existir, la fuerza de la vida: ¡oh, voluntad! 863

La Voluntad de la Naturaleza consiste en su eterna búsqueda del bello deber ser. 816

El Ser, el Universo, la Naturaleza, Dios, el Absoluto, o como se le quiera llamar, tiene en su propio contenido una razón, un sentimiento y una voluntad: un ser, una belleza y un deber. 816

Voluntad es la búsqueda eterna sin objeto, indiferente a lo que se encuentra por el camino. Ser es buscar ser, Voluntad es buscar la voluntad; definiciones éstas que se autocontienen, lo que supone una progresión ad infinitum. 828

Voluntad como la búsqueda de acciones propias, como la capacidad de pensar cada una de las cosas que se hacen sin aceptar patrones estándar. 131

Cualquier lector que comprenda lo que dicen estas páginas, aún inacabadas, reconocerá ya que no hay solución posible, que no hay voluntad en el ser humano se mire como se mire. Prácticamente, eso es lo que sabíamos desde el primer capítulo y eso es lo que sabemos ahora. 430

El Ser, ese espíritu universal, es como es sin querer serlo. No le preocupan unos bichos perdidos en un planeta perdido, en una estrella periférica de una galaxia espiral barrada167 cualquiera de un lugar como otro del gran Cosmos. A decir verdad, no le importa nada. Como diría la juventud actual: pasa de todo, le importa un carajo si se va todo al ídem o no. 815

El ateísmo materialista es propio de Occidente, aunque en muchos de sus contenidos puede recordar a la sabiduría oriental. Cabe destacar como principal diferencia el concepto del yo. Mientras que para los ateos orientales, los budistas o los afines a alguna de sus sectas, hay algo que trasciende la actividad cerebral, algo que va más allá de la mente pensante y que tiene naturaleza distinta—la conciencia—, en el pensamiento materialista occidental, mente o conciencia o cualquier otra denominación que se refiera a eso mismo, no tienen entidad propia ni hay más sentido en esas palabras que la mera designación de productos derivados del cerebro. No hay mente ni conciencia, sino cerebro; toda referencia a la mente o conciencia es un modo de designar la actividad cerebral, ya sea desde el punto de vista objetivo o subjetivo. El ateísmo materialista es una marca registrada en Occidente y que contiene una influencia racionalista de origen griego que la distingue del ateísmo no-materialista. Las gotas del Gran Río no suponen una fusión de las múltiples conciencias individuales dentro de una gran conciencia global, no suponen una comunión de flujos energéticos del cosmos dentro de una sola corriente. 861-2

Sabemos racionalmente que no somos libres, pero la complejidad nos hace sentir más libres. Del mismo modo que un sistema caótico se hace imprevisible sin perder su determinismo, también nosotros nos hacemos impredecibles con actos y pensamientos complejos sin que ello signifique salirnos del materialismo. 72

El propio lenguaje da a entender una libertad del ser humano, una falsa libertad. En las oraciones gramaticales se da a entender que el sujeto realiza la acción, como si el motor de una acción realizada estuviese en el individuo en vez de en la totalidad de las circunstancias. 173

Sólo se puede hablar de fuerza en cuanto a concepto físico como aquello que acelera los cuerpos inerciales. Esto nos encoleriza, salta nuestra tensión cada vez que pensamos en la ausencia de nuestra autonomía como individuos, y ello nos lleva a alzar la mano bien alta y gritar: «¡quiero ser!». Ese dolor nos da vida, nos da temperamento, nos da solidez, carácter. 351

¿Cuál es nuestro deber ser?—me pregunté desde un principio—. El Ser es lo que la Naturaleza nos hace. El deber ser es lo que nosotros hacemos hacia la Naturaleza. ¿Hay un deber ser? ¿Proporcionamos algo a la Naturaleza? ¿Tenemos voluntad? Sin voluntad propia no habrá lugar para culpabilidad, ni para ética, ni para nada: sólo nihilismo. 429

Ni siquiera sabemos por qué luchamos. Nuestra voluntad es ingobernable, nadie sobre la Tierra domina nuestro espíritu, ningún valor fuera del nihilismo lo llena. 1049

La ventaja del nihilismo es que nos obliga a crear nuestra ética en vez de fundamentarla en los dioses o en prejuicios morales; nos deja crear en vez de atarnos de pies y manos. La desventaja es que conlleva una visión en la que el mundo, tal como es, no tiene razón de ser; y el mundo, tal como debería ser, no existe. Todo es átomos y nada. ¿Qué hacer en medio de esa inmensa nada? ¿Cualquier cosa? 46

No hay más remedio que dejarse arrastrar, pues eso es lo que acontece a los seres no-libres. No obstante, subjetivamente, sí que podemos diferenciar entre el ser que razona y cree elegir y aquel otro que ni se molesta y ni siquiera toma conciencia sobre la idea de poder elegir después de razonar. Apoyo la postura de intentar elegir y controlar la situación racionalmente. 110

Nunca vamos a ser nosotros propiamente los que elijamos, pero debemos intentarlo aun siendo en vano. 110

La intención de ser es el camino hacia el ser. 118

Así pues, si no existiesen seres humanos que encontrasen cierto atractivo en razonar, en pensar, entonces no habría razonamientos, pues no habría motivo alguno que impulsara el raciocinio. Hay una estética en la búsqueda de la verdad, y es precisamente la que nos ha permitido comprender la ausencia de libertad en los seres humanos. Será también la que impulse el caminar de nuestra búsqueda. 122

No es la moral sino la belleza la guía de la justicia. Nada hay salvo materia. No hay valores. Nada es justo ni injusto, simplemente es. Sólo el bello deber ser es loable, sólo es venerable la justicia en cuanto a la belleza de sus sentencias, que varían según el gusto de la época. 125 

No es suficiente con decir bien alto «yo quiero», como hace Nietzsche; la voluntad se expresa como «yo debo», ¿qué debo hacer? Buscamos una ética y en ello sólo es posible buscar una estética, un bello deber ser. 126

Mi crítica busca la estética más que la voluntad desnuda de poderío. 177

El azar y la necesidad diseñan genios, diseñan individuos vulgares y diseñan imbéciles. 142

Ser vulgar es antiestético, no es ese bello deber ser que buscamos. 182

Para que exista un deber ser al que tender debe existir un gradiente de valores que nos empuje a la conducta más bella, y es por ello que conviene tener claro que existe lo vulgar y lo no-vulgar. 137

Hay un vulgo que vive al margen de la humanidad superior, cuya vida en poco se distingue de la de los conejos. Hay otro tipo de vulgo más refinado que vive cercano al mundo de la cultura, pero tan sólo para ganarse un sueldo y alimentar a su camada, que es realmente el objetivo de su vida. Y hay hombres excelentes que, aunque viven una buena parte de su tiempo dentro del ser inferior/animal de la humanidad, por razones biológicas, tienen en el mundo superior de la humanidad su principal objetivo: comen, beben y tienen sexo para poder mantener el cuerpo y la mente dispuesta para las actividades intelectuales, en vez de ejercer actividades intelectuales para poder comer, beber y tener sexo. Aparentemente, todos hacen lo mismo, pero no es lo mismo comer para vivir/pensar que vivir/pensar para comer. 145

La gente no piensa, hace lo que hacen los demás, por eso son vulgo; y por eso nosotros, los que buscamos voluntad, no queremos ser vulgo, porque queremos pensar antes que dejarnos llevar por la inercia de modas estúpidas. 166

Yo también soy vulgo en buena medida, pero persisto en superar mi vulgaridad, en luchar a contracorriente. 179

Utilizar la superioridad para el sometimiento es propio de los animales inferiores. 144

La superioridad de un hombre respecto a otro no es algo absoluto sino sometido a criterios que los mismos que se dicen Cuando hablaba de complejidad hacía referencia a otro tipo de superioridad, pero es sólo una cuestión estética, como cuestión de estética es la distinción entre los vulgares y no-vulgares. Estética, siempre estética, que al menos no engendra monstruos. 144

La Historia Universal es la Historia de la lucha por el poder de unos individuos para ejercer dominio sobre otros. Esto no es ni bueno ni malo: es como es. 833

La lucha no es un accidente, no es un suceso extraño dentro del acontecimiento de lo que es vivir. Aunque en nuestra generación y las inmediatamente anteriores nos han educado para creer que lo normal es vivir adormilados contentándonos con ser esclavos de un sistema que nos trata como becerros, lo cierto es que vivir no es eso. Lo más normal dentro de la vida es que haya que luchar, lucha constante, y lo anormal es vivir en estado de muermo. Desde que el hombre fue hombre hasta nuestros tiempos, ha tenido que luchar por la supervivencia. Las etnias se han batido unas contra otras por el dominio de tierras y riquezas; tal ha sido la realidad omnipresente, tanto a nivel de naciones como a nivel individual. Cierto es que, en nuestra sociedad burocratizada, hasta las protestas y las pugnas han de hacerse a través de los medios que habilita el sistema para ello, siempre dentro de un orden que no lo moleste: manifestaciones legales, recogidas de firmas, juicios en los tribunales, etc. Estos sucedáneos de lucha no son sin embargo los que mueven las auténticas revoluciones. No estamos en la Edad Media, lo sé, y la mentalidad es otra: hoy hay partidos de fútbol en vez de batallas reales. En cualquier caso, los seres vivos, demasiado vivos, luchan por la vida. Es una ley de la naturaleza. 89-90

No hay una realidad ontológica en el sufrimiento ni en la felicidad, no tiene significado metafísico alguno ni sentido el que nosotros seamos felices o infelices. 248

La vida es movimiento en un campo de fuerzas de dolor y placer que repelen y atraen respectivamente. ¿Y qué fines tiene la Naturaleza? Ninguno, es un juego de la materia que es siempre la misma. 248

¿La compasión por el dolor de otros seres? Intelectualmente es absurdo, como compadecerse de las piedras que caen, pero nuestra sensibilidad irracional nos mueve a ser compasivos por la pura mecánica natural igualmente. 248

Calla mujer, y escucha, que en cuanto a filosofía y guerras todavía tiene el hombre más que decir. 95

Se dice a veces que todas las mujeres son unas putas, lo cual me parece algo exagerado y demasiado despectivo, pero que encierra cierta verdad de fondo. 193

Todo es naturaleza; la mujer no es más que un medio, como el hombre y como todas las criaturas existentes. No importan nuestros deseos ni nuestra voluntad, que no son nuestros. Sólo la mecánica natural permanece. No nos sintamos culpables; nadie lo es, las cosas son así. 207

No estoy diciendo que haya que hacer las cosas contra la voluntad de nadie, sino que hay que hacer la voluntad fuerte y poder decir «quiero porque es bueno para mí» antes que decir «quiero por un azar del destino que no sé a dónde me lleva». Esto es la teoría, claro; en la práctica, la fatalidad es inexpugnable, y, como nos eche el ojo una mujer fatal, de poco van a servir los sermones voluntaristas. No obstante, intentemos luchar y no tiremos tan rápido la toalla. 231

Hay, en efecto, una fuerte oposición a que se llame a las cosas por su nombre, sobre todo en los tiempos actuales, tiempos de masas, tiempos de legitimación de la democracia y los poderes del capital en nombre de la igualdad y la capacidad de cada uno para poder elegir bien. Si se hace ver que hay individuos excelentes—una minoría—y una turba mayoritaria manipulable y por lo general estúpida, ¿qué bondad se puede encontrar en la democracia? 143

La igualdad es una falacia, vemos individuos mejores e individuos peores en multitud de aspectos, ¿por qué negar lo que tan claro se presenta? 143

La lucha por la voluntad es también la lucha contra los estándares sociales que tienden a atrapar nuestra personalidad, a arrancárnosla. 92

En la medida en que lo social se impone como un modelo que homogeneiza la población en pos de unos intereses comunes, o muchas veces intereses particulares pertenecientes al poder que controla la sociedad, se vacía el contenido del individuo, se hace nada. 92

Nosotros, hijos de esta gran sociedad, no somos nadie sin ella, pero contra ella luchamos diariamente, tratando de buscar nuestro propio camino. No hay descanso para el guerrero, ni con los amigos y familiares más cercanos. 93

El trabajo, el trabajo!, esa carga pesada que el vulgo lastra con resignación, pero que desea sin remedio. ¿Y para qué, para quién? Para llenar una sociedad de productos mayormente innecesarios, para crear una psicosis colectiva, para vivir entre cemento, ruido y humo pudiendo vivir en vergeles con mucho menos trabajo. El trabajo por los intereses de unos pocos, por la miseria de una sociedad que, lejana a los tiempos en que producía para la supervivencia, crea su monstruo de civilización con la sangre de sus esclavos encadenados al consumo. 155

Todo lo que toca el capital lo pervierte y lo convierte en algo estúpido. 165

Si el individuo no es libre, el individuo no es nada, no es nada más que un ser vivo mecánico al que por una serie de circunstancias fueron a confluir unas ideas en su mente. 315

También la sociedad y sus ámbitos jurídicos amparan esa idea del sujeto como persona portadora de derechos. No deja sin embargo de ser eso un convenio colectivo y no un hecho derivado de la naturaleza. De personas, sí, podemos hablar de un modo informal subjetivo, como un modo de reconocer a alguien con buenas cualidades, pero a mi modo de ver cada vez hay más gente y menos personas, las masas son masas y poco veo en ellas de personas. 172

No hay en ti un sujeto sino un objeto. 53

Minusvalorar a los individuos concretos frente a las ideas. 320

En vez de considerar que hay algo en cada persona que es irrepetible, ¿no es más adecuado verlas como portadores de valores universales? 1020

El arte, la ciencia y el pensamiento grandes viven en el interior de quienes a ellos se dirigen con toda su energía, con todo su tiempo, dedicándose a ellos por amor. No son susceptibles de ser relegados a meros pasatiempos para hombres laboriosos, no son útiles para rellenar los ratos de ocio de los trabajadores empleados del capital. 687

La existencia como individuo se paga con la soledad. La negación del principio de individuación, por el contrario, hace que nos veamos en comunión con el resto del Universo, como realmente ocurre, pero al precio de nacer muertos, vivir sin nacer y morir sin haber vivido. 868

Hacer de la metafísica una ética es precisamente lo que propuso Spinoza, que las leyes de la verdad dicten nuestro camino reconociendo tales leyes, búsqueda en nuestros actos de adaptarse al entorno del ser. El ciclo se cierra con una concordancia, un sentir coherencia, de lo que nos gusta ser con lo que encontramos en la verdad, así como conocer y actuar conforme a la realidad que nos rodea. Eso es, a mi juicio, lo que Spinoza olvidó mencionar: la estética. De otro modo, la metafísica y la ética entrelazadas no serían sino un lazo mal definido y sin solución. No cabe inventarse lo bueno como lo útil o algo similar, sólo cabe construirse una estética como eslabón entre metafísica y ética. La estética es, además, fruto de los procesos neuronales en nuestro cerebro; la verdad de la naturaleza está relacionada con nuestra sensibilidad estética. 121

Parece no darse cuenta Kant de que el propio cumplimiento del deber por el deber reside efectivamente en el sentimiento de lo sublime, y no puede escindirse de la estética, que estamos atraídos por el deber-ser debido a su estética. 130

No podemos renunciar como hacía Schiller a establecer una conexión entre el mundo natural y el estético, pues hay razones psicológicas derivadas de nuestra material actividad neuronal que pueden explicar nuestros conceptos de lo bello, y no es por tanto libertad lo que uno halla en ese mundo de las leyes estéticas. 128

Tanto Kant como Schelling defendían la libertad del individuo, argumentaban que la tensión del deber ser nos separa de la Naturaleza, y que fuera de la Naturaleza encontramos la libertad. A mí me parece que la tensión del deber ser se queda en tensión del deber ser, simplemente. 172

Ese hombre, metido ahí en su montaña durante tanto tiempo, no ha oído aún que el Superhombre ha muerto antes incluso de haber nacido ... El hombre no puede ser superado respecto a lo que es: materia ha de ser, se mire como se mire. Su elevación es un sueño, y como tal hemos de contemplarla. 916

¿Habrá que ir al raciovitalismo de Ortega? Poco me convenció esa doctrina; la vida está muerta por la razón y bien muerta, no hay más vueltas que darle. La cuestión es cómo arrastrar esa sustancia biológica no-inerte que llevamos fundida a nuestro raciocinio. 104

Cuando ya se ha recorrido todo lo que abarca la mirada de la razón y la filosofía de la sospecha, no nos queda sino volver a la fantasía para poder sostener la vida. 1052

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


 

[1] P. 429 del libro reseñado. Todas las citas de esta reseña se refieren a la misma obra.

 

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